El agua origina un agujero que obliga a cerrar la calle
Colón
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23/08/2011/
Los comerciantes anuncian daños materiales muy importantes. El archivo del edificio de la Xunta se salvó por poco
Las
alcantarillas no aguantaron la intensidad de la lluvia caída sumada a la marea
alta que en aquellos momentos se registraba en la ría, lo que provocó que
numerosas tapas de sumideros volaran por los aires mientras que la calzada de
la intersección de las calles Marqués de Valadares y Colón se hundiera abriendo
un socavón que obligó al cierre del tráfico por parte de la Policía Local hasta
solucionar el problema.
Los trabajos para reparar la
calzada comenzaron a primeras horas de la mañana de ayer, originando una gran
expectación entre los numerosos viandante de esta zona, que vivía momentos de
gran actividad intentando achicar el agua que se acumulaba en los bajos y
garajes de la mayoría de los edificios. Uno de los casos más problemáticos se
encontraba en un inmueble en el que la tormenta había originado la inundación
de la sala de calderas provocando la fuga del gasoil y un intenso olor a
combustible en toda la calle, donde la actividad comercial estaba prácticamente
paralizada. Pese a todo, en algunos locales en los que habían conseguido
reponer el suministro eléctrico se retomaba lentamente la actividad normal. En
la zona de las alamedas el ir y venir de camiones de limpieza, mangueras y
escobas era incesante. El agua no había respetado nada y los comerciantes
luchaban contra reloj para poder abrir sus locales al público lo antes posible.
Algunos, como en un conocido establecimiento de tapas y comida al abrir la
puerta por la mañana 'nos encontramos con todo lleno de barro, ahora estamos
comprobando los daños', explicaba una chica. Un poco más abajo, los empleados
de una consignataria miraban con tristeza el resultado de las inundaciones. 'Si
quiere entrar lo único que verá es una piscina, si es que consigue ver algo
porque tampoco hay luz', comentó una de las trabajadoras apoyada en el quicio
de la puerta. En el edificio de la Xunta la normalidad también regresaba a sus
instalaciones después del primer susto de la mañana, cuando descubrieron que el
agua había inundado uno de los sótanos en los que se encuentran los archivos.
La altura de las estanterías evitó lo peor.
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