Historia del rescate del archivo encontrado en un vagon en las afueras de Jacobacci
>> lunes, 15 de septiembre de 2025
Atesoran en Jacobacci el archivo que dormía en un vagón solitario
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Melina Ortiz Campos
65, 70, 80 y hasta 95 años pasaron, casi un siglo, desde que se escribieron estos papeles, a máquina o de puño y letra | Foto: Gentileza Proyectos UNRN.
Amarillentas, con el rastro oxidado de ganchos y abrochadoras en sus esquinas, las hojas de decenas de carpetas y documentos se movían apenas incentivadas por algo de brisa patagónica cuando el equipo de la Universidad de Río Negro (UNRN) logró abrir ese vagón solitario. Paciente, en las afueras de Jacobacci, la estructura esperaba en silencio que alguien se acercara, hasta que el aviso llegó a oídos de estudiantes, profesores y no docentes, que activaron la logística de rescate en forma voluntaria.
Mientras el sol se las ingeniaba para pasar entre tabla y tabla de este antiguo contenedor de madera, esos nuevos ojos intrigados notaron que el viento y la tierra que éste levanta ya habían hecho de las suyas en tantos años, deteriorando el recuerdo de labores, tareas y maniobras de ferroviarios que ejercieron en la época territoriana y un poquito más, entre la Línea Sur de Río Negro y la vecina Chubut.
65, 70, 80 y hasta 95 años pasaron, casi un siglo, desde que se escribieron a máquina o de puño y letra cientos y cientos de formularios, registros y listados que hoy se pueden catalogar como simple material administrativo, pero que guardan nombres, cifras, actividades, itinerarios y pedidos que bien pueden ayudar a reconstruir la historia económica del lugar y por qué no, la identidad y memoria de familias enteras que pasaron por la región.
A la espera de que se active en Jacobacci el ansiado proyecto de Museo enfocado en la vida sobre rieles, el inmenso caudal de material que fue retirado y trasladado para su tratamiento en la sede Andina Bariloche ya descansa de nuevo en la tierra del “Huahuel Niyeo”, en un depósito habilitado para tal fin. Regresó días atrás, en la previa del aniversario, a la comunidad que lo vió partir hace casi dos décadas.
“La puerta pesaba una tonelada, pero andaba”, recordó con humor Pilar Pérez en diálogo con Diario “Río Negro”. Esta docente e investigadora, doctora en Historia recibida en la Universidad de Buenos Aires, es quien lideró, desde la UNRN, el proyecto de investigación “Archivos y narrativas”, en el cual se realizó este proceso. Todo se dio dentro de la labor de extensión universitaria, dirigida por la doctora Laura Kropff Causa, con integrantes de la Diplomatura en Humanidades y Estudios Sociales de la Sede Andina y el acompañamiento del Archivo General de la Nación – Departamento Archivo Intermedio (AGN-DAI).
Sorprendidos de lo que escondía ese vagón marcado con los números “10-3-98-00175-0”, para los participantes de esta noble tarea de preservación, la presencia de tantos documentos reafirma la idea de un Jacobacci que supo ser desde siempre nodo administrativo, por el que pasaba la vida y el quehacer producido a unos cuantos kilómetros a la redonda y sobreviviente en medio de otros recorridos que fueron dándose de baja, situación que abona la hipótesis de que por eso recibió papelería ajena, pero perteneciente a la misma empresa.
Prueba de eso es que los membretes y casilleros de buena parte del archivo mencionan a los pedidos que se movían, por ejemplo, en Puerto Madryn, donde atracaban embarcaciones como el vapor “Asturiano”. «Bajo las condiciones que se establecen al dorso de este conocimiento, han sido cargadas las siguientes mercaderías, en aparente buen estado, con destino a Puerto Madryn o tan cerca como pueda llegar el vapor, para ser entregadas una vez efectuado felizmente el viaje, con fletes y gastos pagaderos en Buenos Aires», indica por ejemplo, una de las planillas mecanografiadas. En el detalle es posible ver cómo sobre durmientes trasladaban cajones y cajones de rubros diversos, como perfumería, talabartería, indumentaria, ferretería, repuestos para vehículos y más.
Pasaron por tiempos de administración inglesa de los trenes y también cuando ya fueron nacionalizados, por lo que otros papeles figuran con membrete del Ministerio de Obras Públicas – Ferrocarriles del Estado, con formato de «Telegrama de Servicios» y remitente del jefe de Estación de ese punto del ramal, al parecer, para presentar ante la Secretaría de Trabajo, en el lejano abril de 1945, por citar algún otro caso.
Recuerdo del equipo que colaboró | Foto: Gentileza Proyecto UNRN.
Con marchas y contramarchas, muchas veces sólo con las ganas de voluntarios que dedicaron su tiempo por fuera de las demás responsabilidades, este equipo logró embalar todo en 75 cajas, después de sellar y desinfectar el vagón (por la presencia de hongos y posibles riesgos sanitarios), para luego cepillar, sellar y acondicionar, hoja por hoja, lo encontrado. Un 30% está además ordenado según normas internacionales, paso necesario para avanzar con la digitalización y una posterior consulta abierta que sirva a investigadores y vecinos.
Así, este emblemático punto de la estepa, que supo crecer junto al andén de la parada habilitada en 1916 y que cambió su nombre originario para homenajear a Guido Jacobacci, el ingeniero italiano que organizó la llegada del tren hasta allí, recobró una buena oportunidad para construir memoria. Se trata a su vez de un desafío, que bien cuidado permitirá heredar a los más jóvenes el legado de primera mano que esconde la historia, anotada en cada una de estas páginas.