Universidades de Estados Unidos compiten por los archivos de los mejores escritores
>> lunes, 15 de diciembre de 2014
La Barcelona que competía por todo
http://blogs.lavanguardia.com/ 07/12/2014
Que las universidades de Estados Unidos compiten por los archivos de los mejores escritores del mundo es un hecho sabido. Es en este contexto que la Universidad de Texas, en Austin, ha adquirido el fondo personal de Gabriel García Márquez. Lo que sí resulta relevante es que en una capital del libro como Barcelona, aspirante a Ciudad Literaria de la Unesco y lugar de residencia del Nobel durante sus años más creativos, la noticia no haya suscitado el más mínimo debate.
La falta de ambición a la hora de competir por los archivos de los escritores que han tenido estrecha relación con la ciudad es una constante en una Barcelona que parece no sentirse cómoda con su vinculación al boom latinoamericano. Ni siquiera el autor colombiano, cuya muerte causó una conmoción planetaria, ha merecido por ahora una placa que explique a propios y extraños cuáles fueron sus paisajes barceloneses.
Tal vez la reacción hubiera sido otra si los documentos de Gabo, hasta ahora guardados en Ciudad de México, hubiesen ido a parar a alguna institución madrileña. La polémica habría sido inevitable. Y no porque la madriditis se haya extendido más allá del fútbol, sino porque el universo de las ambiciones barcelonesas se ha restringido hoy a las coordenadas que enmarcan el debate Catalunya-España.
La ciudad parece a veces demasiado pendiente de los mensajes que se emiten en Vic y Madrid con acuse de recibo en Bruselas, y muy poco de proyectarse en el resto de las ciudades del mundo. Un síntoma de esa pérdida de tensión en sus apuestas internacionales se apreció en la presentación de la candidatura a los mundiales de atletismo del 2019. Es cierto que la capital de Qatar, Doha, partía con toda la ventaja de un presupuesto inacabable. Así que su victoria no fue una sorpresa. Pero la candidatura barcelonesa adoptó un perfil muy modesto para lo que corresponde a una ciudad que es un modelo internacional a seguir por su capacidad de organización. No se hizo el ridículo, pero se presentó una imagen desdibujada. Para entendernos, poco barcelonesa.
Volviendo a los libros, la ciudad tendrá en el 2015 la oportunidad de rendir homenaje a la que fue la primera gran campaña de promoción de la marca Barcelona. Hablamos del quinto centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, aquella en la que se describe la ciudad en términos sumamente elogiosos, pese a (o precisamente por ello) ser el lugar en el que el hidalgo recupera a su pesar la cordura. El nombre de Barcelona inició entonces un recorrido literario que ahora llamaríamos viral.
De Cervantes al Victus de Albert Sánchez Piñol, una de las últimas novelas de éxito global con la ciudad de protagonista, la literatura se ofrece como una apuesta segura en un contexto de competencia creciente. En cuestión de letras y de letraheridos, a Barcelona no la derrotan los petrodólares de ningún jeque.
Autor: Miquel Molina
http://blogs.lavanguardia.com/ 07/12/2014
Que las universidades de Estados Unidos compiten por los archivos de los mejores escritores del mundo es un hecho sabido. Es en este contexto que la Universidad de Texas, en Austin, ha adquirido el fondo personal de Gabriel García Márquez. Lo que sí resulta relevante es que en una capital del libro como Barcelona, aspirante a Ciudad Literaria de la Unesco y lugar de residencia del Nobel durante sus años más creativos, la noticia no haya suscitado el más mínimo debate.
La falta de ambición a la hora de competir por los archivos de los escritores que han tenido estrecha relación con la ciudad es una constante en una Barcelona que parece no sentirse cómoda con su vinculación al boom latinoamericano. Ni siquiera el autor colombiano, cuya muerte causó una conmoción planetaria, ha merecido por ahora una placa que explique a propios y extraños cuáles fueron sus paisajes barceloneses.
Tal vez la reacción hubiera sido otra si los documentos de Gabo, hasta ahora guardados en Ciudad de México, hubiesen ido a parar a alguna institución madrileña. La polémica habría sido inevitable. Y no porque la madriditis se haya extendido más allá del fútbol, sino porque el universo de las ambiciones barcelonesas se ha restringido hoy a las coordenadas que enmarcan el debate Catalunya-España.
La ciudad parece a veces demasiado pendiente de los mensajes que se emiten en Vic y Madrid con acuse de recibo en Bruselas, y muy poco de proyectarse en el resto de las ciudades del mundo. Un síntoma de esa pérdida de tensión en sus apuestas internacionales se apreció en la presentación de la candidatura a los mundiales de atletismo del 2019. Es cierto que la capital de Qatar, Doha, partía con toda la ventaja de un presupuesto inacabable. Así que su victoria no fue una sorpresa. Pero la candidatura barcelonesa adoptó un perfil muy modesto para lo que corresponde a una ciudad que es un modelo internacional a seguir por su capacidad de organización. No se hizo el ridículo, pero se presentó una imagen desdibujada. Para entendernos, poco barcelonesa.
Volviendo a los libros, la ciudad tendrá en el 2015 la oportunidad de rendir homenaje a la que fue la primera gran campaña de promoción de la marca Barcelona. Hablamos del quinto centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote, aquella en la que se describe la ciudad en términos sumamente elogiosos, pese a (o precisamente por ello) ser el lugar en el que el hidalgo recupera a su pesar la cordura. El nombre de Barcelona inició entonces un recorrido literario que ahora llamaríamos viral.
De Cervantes al Victus de Albert Sánchez Piñol, una de las últimas novelas de éxito global con la ciudad de protagonista, la literatura se ofrece como una apuesta segura en un contexto de competencia creciente. En cuestión de letras y de letraheridos, a Barcelona no la derrotan los petrodólares de ningún jeque.
Autor: Miquel Molina
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