¿que ocurre en nuestro cerebro cuando dejamos que la IA piense por nosotros?

>>  jueves, 4 de septiembre de 2025

El EXPERIMENTO que CAMBIARÁ tu forma de usar la IA para siempre

https://www.youtube.com/watch?v=nyunLBoAf8M
Gustavo Entrala

¿Nos hará tontos y vagos la Inteligencia Artificial? 🤖🧠 


En este vídeo exploramos un concepto fascinante y preocupante: la “deuda cognitiva”, un término acuñado por científicos del MIT para describir lo que ocurre en nuestro cerebro cuando dejamos que la IA piense por nosotros. 

Cada vez más usamos ChatGPT y otras inteligencias artificiales para escribir, crear ideas o resolver problemas. Pero… ¿qué pasa con nuestra capacidad de pensar, recordar y aprender? ¿Estamos delegando demasiado? 
👉 En este episodio descubrirás: 
  • Qué reveló un experimento del MIT al medir la actividad cerebral de personas que usaban IA vs. las que pensaban por sí mismas.
  • Cómo la IA puede “apagar” ciertas áreas de nuestro cerebro si abusamos de ella.
  • Por qué el esfuerzo de pensar es esencial para nuestra memoria y aprendizaje.
  • Una regla de oro sencilla para usar la IA sin volvernos dependientes de ella.
Este vídeo no es solo para quienes trabajan con tecnología, sino para padres, educadores y cualquiera que se pregunte cómo la IA está transformando la forma en la que pensamos.

Si te interesa el futuro de la inteligencia artificial, sus riesgos y oportunidades, y cómo podemos usarla sin perder lo que nos hace humanos… este vídeo es para ti.

Intro

Estamos pidiendo a la inteligencia artificial que escriba por nosotros, que nos dé ideas, en definitiva, que piense en nuestro lugar. Y lo hace increíblemente bien. Pero un momento, si externalizamos nuestro pensamiento, ¿qué tipo de persona vamos a ser? ¿Y cuál será nuestra aportación a un mundo en el que las máquinas serán objetivamente más listas que nosotros? Piensa en tus hijos, da mucho miedo.

Un grupo de científicos del MIT ha dado nombre a este fenómeno, la deuda cognitiva acumulada. ¿Qué es? Muy fácil. Usar la IA nos aporta un beneficio inmediato, nos ahorra esfuerzo. Pero podríamos estar acumulando una deuda que pagaremos muy cara en el futuro. Nuestros pensamientos, nuestras ideas y aprendizajes en realidad no son nuestros. Los hemos tomado prestados de la IA. Por primera vez tenemos la ciencia para ver si esa deuda es real y cómo afecta a nuestro cerebro. Y la respuesta quizá cambie tu forma de usar la inteligencia artificial. Tentación, que piense la IA.

Tentación: Que piense la IA

Sam Altman, el creador de ChatGPT, asegura que pronto llevaremos en el móvil el equivalente a cinco doctorados que nos van a asesorar en todo. Sabemos también que hay inteligencias artificiales que están ganando medallas de oro en Olimpiadas de Matemáticas. Un terreno que pensábamos que era exclusivamente humano. Es innegable. Nunca seremos tan rápidos ni tendremos tanta memoria como las IAs.

Ante esta realidad la pregunta es lógica. ¿Para qué formar a nuestros hijos en que sean buenos en algo en lo que una máquina siempre va a ser mejor? No es una pregunta tonta. La historia está llena de ejemplos de efectos análogos.

Pensemos, por ejemplo, en el coche. El coche nos dio una libertad increíble, pero nos hizo físicamente más sedentarios. O pensemos en la luz eléctrica. Nos permitió conquistar la noche, pero alteró para siempre nuestros patrones del sueño. Cada gran avance que nos ahorra un esfuerzo, ya sea físico o mental, tiene un coste oculto. ¿Y cuál es el coste oculto de que la IA piense por nosotros?

Hasta ahora todo esto era una especulación, pero por primera vez un equipo de científicos del MIT
ha mirado directamente al interior del cerebro de una persona que usa la IA. Y lo que han visto es sorprendente. Está aquí, está en este estudio que he tenido la oportunidad de analizar a fondo y que os voy a contar durante este vídeo.

El experimento.

Imagina que eres uno de los 54 voluntarios de este experimento. Entras en un laboratorio del MIT, te sientas, y te colocan un casco con 32 electrodos en la cabeza. Esto no es ciencia ficción. Es un electroencefalógrafo. Una máquina que puede en cierto modo leer la actividad eléctrica de tu cerebro.
Observa cómo hablan tus neuronas entre sí.

Los investigadores te asignan aleatoriamente a uno de los tres grupos del experimento.
  • El equipo 1, llamado Cerebro y ChatGPT, podrá usar ChatGPT para resolver la prueba a la que van a someterse.
  • El equipo 2, Cerebro y Buscador, puede usar Google. Puede buscar en cualquier web, pero tiene prohibido utilizar cualquier tipo de IA.
  • Y por último está el equipo 3, Solo Cerebro. Este es el equipo valiente. Sin herramientas, sin internet, sin IA. Solo con sus propios conocimientos y su capacidad de pensar.
La tarea para todos es la misma. Escribir un ensayo en 20 minutos. Los temas son dilemas de esos que te pueden comer la cabeza. Por ejemplo, ¿para ser verdaderamente felices, nuestros logros deben beneficiar a otras personas? 

Ponte en su lugar. Tienes 20 minutos. Te piden escribir sobre la felicidad. ¿Qué harías tú? ¿Empezarías a teclear tus propias ideas, bucear en tus recuerdos, en tus experiencias? ¿O tu primer instinto sería más bien abrir otra pestaña del navegador y preguntarle a ChatGPT, dame una estructura para un ensayo sobre la felicidad? Sé sincero. Sé sincera.

Durante meses, los investigadores repitieron este proceso. Recogieron los ensayos, entrevistaron a los participantes y, lo más importante, analizaron miles de datos de la actividad cerebral de cada uno. Estaban buscando la respuesta a una pregunta: ¿Dáña la IA nuestra capacidad de pensar?

El Cerebro "Apagado"

Los resultados llegaron en dos oleadas.  Primero, un grupo de profesores juzgó la calidad de los ensayos. Y su dictamen fue comparado con otro que hizo una IA que era una IA juez.

Al terminar cada ensayo, los científicos pidieron a los participantes que citaran de memoria una sola frase de lo que acababan de redactar. En el grupo solo cerebro, casi todos pudieron hacerlo. En el grupo cerebro y ChatGPT, el 83% fue incapaz de recordar correctamente una sola frase. Habían escrito ese texto hacía apenas unos minutos y ya lo habían olvidado.No solo eso. Los del grupo de IA sentían que el ensayo no era realmente suyo. Y los profesores que evaluaron sus textos, sin saber de qué grupo procedían, notaron algo. Los ensayos hechos con ayuda de la IA eran estructuralmente correctos, sí.
Pero no tenían alma y se parecían mucho entre sí. Como si todos hubieran sido escritos por la misma mente. 

Pero la respuesta más profunda estaba oculta en los datos del cerebro. En esos encefalogramas.
Y aquí es donde la historia da un giro que va a dejar desconcertados a todos los que usamos la IA de una forma intensiva. Los científicos lo expresan en el estudio con una claridad meridiana. Dicen, "La conectividad cerebral disminuyó sistemáticamente en función de la cantidad de apoyo externo".
El cerebro del grupo solo cerebro, sin embargo, era una red bullendo de actividad. El del grupo que usó ChatGPT estaba mucho más silencioso. La ayuda de la IA literalmente apagaba partes del cerebro.

¿Qué partes? Principalmente dos. 
  • Primero vieron una caída masiva en la conexión de las ondas Theta. Imagina que las ondas Theta son el motor de tu memoria de trabajo, la RAM que tiene tu cerebro. Es lo que usamos para mantener y conectar ideas en nuestra cabeza mientras pensamos. En el grupo de la IA ese motor apenas se movía.
  • En segundo lugar se desplomaron las ondas Alpha. Estas ondas se asocian con la atención interna, con el acto de bucear dentro de nuestra propia mente para buscar recuerdos, ideas y conexiones.
El grupo de la IA no necesitaba buscar dentro, la respuesta venía siempre de fuera. Y esta, esta es la deuda cognitiva en acción. Ahorramos con la IA esfuerzo mental ahora, pero el precio es una menor conexión neuronal, una peor memoria y en última instancia una menor comprensión profunda.

El cerebro, como cualquier músculo, se activa con el esfuerzo, pero si no lo usas se atrofia. El estudio demuestra, por tanto, que el simple hecho de delegar el pensamiento inicial a la IA impide que se creen las conexiones neuronales que consolidan el aprendizaje.

Muy fuerte, piensa en tus hijos, luego hablaremos un poquito más sobre ellos.

Pero ese experimento tenía una cuarta prueba y los resultados de esta última prueba abrieron una cierta luz a la esperanza.

En esta cuarta prueba, los participantes en el experimento redactaron un último ensayo, que en realidad era como una versión 2.0 de uno de los que ya habían redactado antes. Pero ahora los investigadores introdujeron un cambio decisivo. Quienes habían usado ChatGPT ahora solo podrían usar su cerebro.
Pero quienes antes solo habían podido usar papel, lápiz y su cabecita, ahora sí podían recurrir a ChatGPT.

¿Y qué pasó? El ensayo de los que habían trabajado con la IA fue aún de peor calidad. Se habían quedado sin sus muletas, estaban bloqueados.

Pero el grupo Solo Cerebro obtuvo resultados espectaculares. Con la ayuda de ChatGPT, las ideas en las que habían pensado por su cuenta cobraron aún más vida. Y esta es una pista muy, muy interesante.
Te explico por qué.

¿Prohibimos la IA en la educación?
La tentación sería prohibirlo todo, decir, fuera móviles, fuera IA de la educación. Pero esa no es la solución. Pienso que la pregunta no es ¿IA sí o no? sino IA cómo y cuándo. Ethan Mollick, un profesor de la Escuela de Negocios Wharton, al que he citado en varios vídeos míos, ha analizado este mismo estudio y propone una regla de oro brillante.
  • Primero piensa tú y después pregunta a la IA.
  • Primero usa tu cerebro.
  • Lucha con el problema.
  • Crea el primer borrador.
  • Enfréntate a la página en blanco.
  • Estructura tus propias ideas y llega a tus propias conclusiones.
  • Y después, solo después, cuando ya has hecho el esfuerzo cognitivo, que cuesta, usa a la IA como un colaborador inteligente, como un sparring intelectual, para pulir tu texto, para encontrar puntos ciegos, para mejorar lo que tú ya has creado.
Escribir es pensar.

Y si dejamos de escribir, dejaremos de pensar. Y con nuestros hijos esto es aún más crítico. Porque su cerebro se está formando. Por eso creo que no hay ninguna prisa para que usen la IA en su aprendizaje.
Planteemos de verdad si necesitan el móvil o el ordenador para las tareas en casa. Fomentemos momentos solo cerebro, donde la única herramienta sea su propia mente. 

Porque lo que este estudio del MIT nos enseña es algo fundamental.

El esfuerzo de pensar no es un obstáculo para llegar a la respuesta. Y es normal que lo sintamos. El esfuerzo es la respuesta. Es el proceso que construye nuestro cerebro. 

¿Nos hará tontos la IA? 
No si no la dejamos. La decisión por ahora sigue siendo nuestra.

Gracias.



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