Historias en los archivos: ascenso en los negocios de Jeb Bush.

>>  viernes, 19 de junio de 2015

Las conexiones de Florida detrás del ascenso de Jeb Bush
http://elperiodicodemexico.com/ 19/06/2015


Jeb Bush llegó a Miami en 1980, haciendo campaña por la candidatura presidencial de su padre y contemplando su propio futuro.


El copresidente de la campaña de George H. W. Bush en el sur de Florida era un desarrollador de bienes raíces cubano-estadounidense llamado Armando Codina. En una reunión de la élite política y empresarial lugareña, Codina hizo las presentaciones de rigor, escoltando personalmente al joven y larguirucho Bush de mesa en mesa. Ese año, Bush aceptó la oferta de Codina para convertirse en socio en el negocio inmobiliario y se trasladó con su familia a la zona.

“Jeb quería hacerse un nombre por sí mismo, y nunca iba a hacer eso en Texas”, dijo el ex banquero Raúl Masvidal, quien recuerda el debut de Jeb Bush en aquella reunión y más tarde invirtió en una urbanización con él y Codina. “La relación de su padre con Armando le dio la entrada perfecta a Florida”.

Jeb Bush forjó su nombre en Florida, lejos de la larga sombra de su familia en Texas y Washington. El lunes, cuando lanzó oficialmente su campaña presidencial en Miami, junto a él estaban algunas de las personas que lo ayudaron a forjar su carrera profesional y política.

Muchos de ellos participaron también en las campañas de su padre y de su hermano, una mezcla de la vieja guardia de donantes republicanos e inmigrantes cubanos que ayudaron a transformar el sur de Florida en una floreciente puerta de entrada a América Latina. Bush y sus aliados como Codina dominaron el mercado de bienes raíces local y ayudaron a formar un poderoso Partido Republicano en el estado, haciendo de Florida un campo de batalla presidencial.

“Encontré que Jeb era altamente talentoso, con una presencia impresionante”, escribió Codina en respuesta a preguntas enviadas por correo electrónico. “Es un adicto al trabajo”.

No cabe duda de que el heredero de una de las dinastías políticas más exitosas de Estados Unidos trazó su propio camino en Florida, pero también se apoyó en sus lazos familiares en el mundo de los negocios y la política, según una revisión de los registros públicos y de la correspondencia de la Casa Blanca llevada a cabo por The Wall Street Journal.

Esta dicotomía describe uno de los principales desafíos de la campaña de Bush: cómo explicar a los votantes que él es “su propio hombre” y resistir comparaciones políticas con los gobiernos de su padre y su hermano, al tiempo que saca provecho de la red de recaudación de fondos de la familia.

“No voy a tomar nada ni nadie por sentado”, dijo Bush el lunes en su lanzamiento oficial de campaña. “Voy a competir con el corazón”.

A través de un portavoz, George H. W. Bush se negó a hacer comentarios.

Cuando Jeb Bush llegó a Miami a los 27 años encontró una creciente comunidad hispana, donde su esposa nacida en México podría sentirse cómoda, y un mercado inmobiliario en el cual él podría aprovechar su fluidez del español, sus contactos políticos y su ética de trabajo para hacer una fortuna personal.

“Miami ha sido una parte formativa de mi vida”, dijo Bush, de 62 años, en un almuerzo en esa ciudad este mes. “Es un lugar que es dinámico, aspiracional; se ve como el futuro de EU Mis amistades están aquí (...) Voy a vivir aquí el resto de mi vida”.

Construir un negocio

Codina contó que aunque Bush no tenía experiencia inmobiliaria, le dio una participación de 40% en su nueva empresa, Bush Realty. En la campaña electoral, Bush habla regularmente sobre su exitosa asociación con el empresario cubano, diciendo que a diferencia de muchos en Washington tiene experiencia en el sector privado.

En los seis años previos a que su padre fuera elegido presidente, los ingresos brutos de Jeb Bush promediaron US$106.638. En 1990, en la mitad del mandato de su padre, subieron a US$1,6 millones, de acuerdo con un resumen de sus declaraciones de impuestos visto por The Wall Street Journal y confirmado por colaboradores del candidato. En 1991 bajaron a US$697.033 y un año más tarde treparon a US$1,4 millones.

“Jeb comenzó un negocio de bienes raíces que gracias al trabajo duro hizo crecer de tres personas a la mayor compañía de bienes raíces comerciales del sur de Florida”, dijo un portavoz de Bush. “Su éxito financiero fluctuó por más de una década como resultado del mercado y el crecimiento de la compañía”.

Codina vino de Cuba siendo un niño en 1961, durante la famosa operación Peter Pan, y vivió en un orfanato y en un hogar de acogida. En 1983, el entonces presidente Ronald Reagan elogió esa trayectoria y la valentía del empresario durante un evento por el Día de la Independencia de Cuba. En Miami, Codina encarna la historia de éxito inmigrante y es un líder cívico y empresarial. Recibió a Bush padre y a su esposa, Barbara, en su casa y después de un evento de recaudación de fondos en 1987, el entonces vicepresidente le escribió un mensaje de agradecimiento por el “gran éxito” del evento, según muestran los archivos de Bush padre.

Codina y Jeb Bush prosperaron en la economía desregulada y el auge de la construcción de los años 80, y más tarde capearon la crisis de las instituciones de ahorro y préstamo (S&L, por las iniciales de estas palabras en inglés).

Documentos de la corte del Condado de Broward y archivos de la Biblioteca de George Bush muestran que en 1985 Codina y Jeb Bush compraron un edificio en el centro de Miami con un socio que pidió prestados US$4,6 millones de un banco que luego quebró. El socio no pagó su préstamo; el gobierno federal, que estaba rescatando operaciones fallidas de S&L y perdonando deudas en algunas, condonó la mayor parte de ese préstamo. Codina pagó entonces alrededor de US$500,000 y pudo mantener el edificio, según documentos judiciales.

En una columna en The Miami Herald en 1992, Codina respondió a los críticos que sugirieron que ese acuerdo fue un rescate federal de S&L y que hubo un “trato preferencial”. Esas críticas también provocaron una nota manuscrita del presidente Bush. “Siento mucho que la prensa se halle con este estado de ánimo feo, acusatorio”, escribió el entonces mandatario, según muestran los archivos. “Eres un buen hombre, y todo el mundo lo sabe”.

Al ser preguntado sobre ese arreglo federal, el portavoz de Jeb Bush dijo que Codina pagó la deuda. Codina dijo que Bush no estuvo involucrado en las negociaciones del acuerdo.

Bush también hizo negocios con Miguel Recarey, un inmigrante cubano y donante republicano que le pagó US$75,000 para encontrar un edificio para albergar su administradora de servicios de salud (HMO, por su sigla en inglés), informó The Wall Street Journal. En 1987, una audiencia del Congreso sobre las HMO reveló que Bush llamó el jefe de personal del Departamento de Salud y Servicios Humanos para pedir una exención de Medicare que beneficiaría a Recarey.

El portavoz del candidato dijo: “El gobernador Bush sólo pidió que Recarey recibiera un trato justo del Departamento (...) Él trabajó con un sinnúmero de personas durante su tiempo en Miami y es desafortunado que éste haya resultado ser un mal actor”.

Recarey, en efecto, fue acusado por un gran jurado ese mismo año de conspiración para defraudar al gobierno federal y soborno, entre otros cargos. Su hermano Jorge Recarey dijo que Miguel vive hoy en España y que no pudo ser contactado para hacer comentarios. Jorge Recarey, quien señaló que él mismo fue declarado culpable de un delito federal menor relacionado pero que niega irregularidades, dijo que el acuerdo con Bush fue una “transacción de negocios” y que nunca encontraron un edificio.

Bush también cerró negocios prominentes con donantes que apoyaron a su padre. En 1986, IBM Corp. contrató a la empresa de Jeb Bush para vender un parque de oficinas en Boca Ratón. El comprador fue una sociedad que incluía a Mark Guzzetta, presidente de las campañas presidenciales de George H.W. Bush de 1988 y 1992 en el Condado de Palm Beach.

Guzzetta dijo que alertó a Jeb Bush sobre esta oportunidad de negocio, suponiendo que el hijo del vicepresidente podría concretarlo. La sociedad compró la propiedad por US$46 millones, indicó Guzzetta. Los medios locales hicieron preguntas sobre el acuerdo entre aliados políticos. “Esto es lo que uno hace por amigos”, dijo Guzzetta, quien conoció a Jeb Bush durante la campaña de su padre en 1980. “Él era socio en una empresa de bienes raíces (...) ¿No tenía derecho a ganarse la vida?”. Pocos meses después de la venta, Jeb Bush fue padrino de su boda.

Cuando Bush y Codina quisieron vender Deering Bay, una propiedad residencial de lujo castigada por el Huracán Andrew de 1992, la empresa del donante republicano y desarrollador Al Hoffman la compró. Hoffman, quien está recaudando dinero para la campaña presidencial de Bush, se negó a comentar.

El portavoz de Bush no quiso comentar sobre los negocios que implicaron a Guzzetta y Hoffman.

En 1993, el ejecutivo de seguros Tom Petway, un donante del Partido Republicano, invitó a Bush a comprar 1% del equipo de fútbol americano Jacksonville Jaguars por US$503,000, de acuerdo con los documentos financieros del candidato. Este vendió su parte en 1997, muestran los documentos. En la transacción ganó US$58,000, según informes de prensa locales.

Petway no respondió a pedidos de comentarios. El portavoz de Bush dijo que este tuvo tres socios en ese negocio.

En 1987, Bush dejó el negocio inmobiliario durante unos dos años para convertirse en secretario de Comercio de Florida bajo el gobernador Bob Martínez. Este puesto le permitió conocer a funcionarios empresariales y gubernamentales de todo el mundo. “Jeb era un candidato natural”, dijo Martínez. “Era un hombre viajado, hablaba con fluidez dos idiomas, y no se me escapaba que su nombre tenía un reconocimiento inmediato y haría más fácil reclutar empresas” para el Estado, agregó.

La base política

Mientras establecía sus credenciales como hombre de negocios, Bush estaba construyendo la base política que lo acompañó en su estrecha derrota de 1994 para la gobernación de Florida y en los triunfos de 1998 y 2002.

Ser hijo del vicepresidente y socio de Codina le daba una posición única como nexo entre la clase republicana y la comunidad de exiliados cubanos. A mediados de los años 80, como presidente del partido en Miami-Dade, Bush impulsó el enrolamiento de votantes republicanos en el condado, donde los demócratas tenían una ventaja de 2 a1.

Su padre, entonces vicepresidente, asistió en 1984 a su primer evento de recaudación de fondos como jefe del partido local. “Eso fue sólo el comienzo”, dijo Tony Cotarelo, entonces director ejecutivo del partido. “Él aseguró que su padre viniera a Florida (...) No muchos partidos locales pueden hacer eso”.

La comunidad cubano-estadounidense adoptó al joven Bush y se encolumnó detrás del fervor anticomunista de la fórmula Reagan-Bush. “Se convirtió en el contacto ideal para la diáspora cubana, nuestro vínculo con la Casa Blanca”, señaló Al Cárdenas, un líder del Partido Republicano de Florida y amigo de la familia Bush.

En 1985, Bush pidió a su padre a que interviniera para liberar a 77 detenidos cubanos, incluidos niños, que habían sido arrestados en Texas. “Esto es desgarrador”, respondió el vicepresidente, instando a sus colaboradores a investigar el caso, según muestran sus archivos. Un mes después, el consejero legal de la Casa Blanca C. Boyden Gray informó que sólo 17 de esas personas permanecían detenidas y que “sus circunstancias son tan cómodas como es usted podría esperar”.

Los archivos de la correspondencia de la Casa Blanca muestran cómo abogó Bush por sus aliados de Miami. Después de ayudar a la campaña de Ileana Ros-Lehtinen, que en 1989 se convirtió en la primera congresista cubano-estadounidense, luchó por su marido, Dexter Lehtinen, mientras éste aguardaba la confirmación del Senado como fiscal federal para el Distrito Sur de Florida. Lehtinen enfrentaba críticas en la prensa sobre su supuesta falta de experiencia y por su temperamento.

“Más allá de sus debilidades humanas”, escribió Jeb Bush a la oficina del vicepresidente, “Dexter está siendo tratado injustamente por la prensa (...) Es el momento de actuar”. Lehtinen se desempeñó como fiscal federal interino durante tres años, pero renunció antes de la confirmación. Ros-Lehtinen no quiso hacer comentarios. Lehtinen no respondió a pedidos de comentarios. Cuando fue nombrado en 1988, señaló los desafíos del trabajo, diciéndole a The Miami Herald: “He asumido (el mando de) un pelotón de reconocimiento bajo fuego”.

Bush “hizo muchos favores”, dijo Masvidal, uno de los fundadores de un grupo de presión anticastrista. Señaló que Bush lo recomendó cuando fue considerado para un cargo en el Departamento de Comercio. “Es difícil decir que no estaba pensando en su propio futuro político”.

A veces, los esfuerzos de Bush fracasaron. Masvidal no consiguió ese puesto. Y en 1986, cuando Bush pidió a la oficina del vicepresidente que promoviera a un coronel del Ejército para que se convirtiera en el primer general nacido en Cuba, sonaron las alarmas. “Las juntas de promoción militar reaccionan muy negativamente a todo tipo de presión política, aparente o de otra clase”, respondió un asistente del vicepresidente, según los archivos. El coronel no consiguió el ascenso.

El portavoz de Bush dijo: “De vez en cuando, el gobernador Bush compartió con la Casa Blanca información o ideas sobre temas que lo apasionaban, particularmente sobre la política hacia Cuba, que se dirigieron por los canales adecuados”.

Luego de que George H. W. Bush tomó posesión de la presidencia en 1989, Gray, el consejero de la Casa Blanca, aconsejó en un memo a la familia presidencial y al personal que evitara relaciones que tuvieran la “apariencia de conflicto”.

“En aquellos días nos preocupábamos por eso”, dijo Gray. “Mi consejo fue: si lo estás disfrutando y se siente bien, detente”.

A mediados de diciembre de 2014, el día después de que Bush anunció que estaba explorando una candidatura presidencial, reunió en Florida a un grupo a amigos y donantes, entre ellos Codina. Entre el filet mignon y la tarta de lima, dijeron los asistentes, Bush dio a conocer sus planes.

Sin embargo, su primera recaudación de fondos, unas semanas más tarde, no fue en Florida sino en la casa de infancia de su padre en Greenwich, Connecticut, y fue organizada por funcionarios de gobiernos anteriores.

Fuente: Christopher S. Stewart y Beth Reinhard, The Wall Street Journal

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