En Archivos Nacionales de washington se realiza la ceremonia anual de juramento de ciudadanía de los inmigrantes

>>  miércoles, 10 de septiembre de 2014

Inmigrantes prestan juramento de ciudadanía en los Archivos Nacionales
http://archives.uruguay.usembassy.gov/ 10/09/2014


La rotonda para las Cartas de la Libertad en el edificio de los Archivos Nacionales, en Washington.

Washington — Andre Bogoslowsky llegó a Estados Unidos en 1988 como refugiado político de la Unión Soviética. Nabil Awad emigró desde Mauritania en 1994, con la meta de estudiar, al igual que Saba Tasneem, quien emigró desde la India en 1998.

Hoy, Bogoslowsky, Awad y Tasneem figuran entre los más recientes ciudadanos de Estados Unidos.

Junto con otros 28 solicitantes, los tres juraron el 16 de diciembre en una sesión judicial convocada para dicha ocasión en la Rotonda del edificio que ocupan los Archivos Nacionales, en Washington, en medio de los símbolos de la fundación y las libertades del país. Este tipo de ceremonia se ha venido realizando anualmente en los Archivos, en conjunción con la conmemoración de la Carta de Derechos, el 15 de diciembre.

Los ex residentes de 23 países de todo el mundo (Rumania, Bulgaria, El Salvador, Venezuela, Etiopía, India, Sudán, Perú, Israel, Mauritania y Bangladesh y otra docena más) ingresaron en el salón mientras una banda militar tocaba “Que Dios bendiga a Estados Unidos”.

Muchos allí presentes llevaban prendidos en la chaqueta de sus trajes broches de la bandera de Estados Unidos y una mujer llevaba prendida la bandera en espesa melena.

Amigos y familiares tomaban fotos de la guardia de color, formada por soldados, marineros, aviadores y marinos, que entraron en el salón y prestaron atención cuando se tocó el himno nacional.

El juez Royce Lamberth, presidente del tribunal federal de distrito del distrito Columbia, presidió la ceremonia y dijo a los concurrentes que se trataba de “una ocasión especial para el tribunal, al igual que para todos ustedes”.

Mientras los futuros ciudadanos levantaban la mano derecha, les rodeaban las imágenes de George Washington, Benjamin Franklin y los demás próceres de Estados Unidos que figuraban en los murales de las paredes, donde se representa la redacción de la Declaración de la Independencia y la Constitución de Estados Unidos.


Un mural de Barry Faulkner en los Archivos Nacionales, muestra a Thomas Jefferson (14) con la Declaración de Independencia en la mano.

Las copias originales de la Declaración de Independencia, la Constitución y la Carta de Derechos podían verse en sus vitrinas detrás del juez Lamberth, mientras el grupo repetía el juramento de ciudadanía, sección por sección. Sus voces reverberaban en el enorme salón, jurando a “renunciar y abjurar de cualquier lealtad y fidelidad a cualquier príncipe, potentado, estado o soberano extranjeros” y apoyar y defender la Constitución y las leyes de Estados Unidos contra todos sus enemigos, ya sean extranjeros o no, y “realizar tareas de importancia nacional” cuando la ley lo requiera.

A continuación, se sumaron a sus conciudadanos en la audiencia para recitar el juramento de lealtad y luego hablaron del orgullo que sentían por su nueva condición. (Véase “Nuevos ciudadanos expresan orgullo y gratitud hacia EE.UU.”).

LOS CIMIENTOS DE LA LIBERTAD

La Declaración de Independencia, la Constitución y la Carta de Derechos sentaron las bases de los derechos que los estadounidenses gozan desde hace más de dos siglos. Estos documentos se guardan permanentemente en la Rotonda para las Cartas de la Libertad, en el edificio de los Archivos Nacionales.

La página web de los Archivos Nacionales señala que la Declaración de Independencia “anunció al mundo el 4 de julio de 1776 que 13 colonias británicas de América del Norte abandonaban Gran Bretaña para establecer un país separado”. En su justificación de la revolución estadounidense “establecía la verdad universal sobre los derechos humanos”.

La Constitución, redactada en 1787 después de la guerra de la independencia de Estados Unidos “codificó el espíritu de la revolución en un esquema práctico e ingenioso de gobierno, para favorecer el bienestar de los ciudadanos”. La Carta de Derechos, que se agregó a ese documento en 1791 como sus primeras diez Enmiendas “protegía explícitamente la libertad de expresión, de prensa, de religión y de reunión, entre muchos otros derechos”.

En sus palabras dirigidas a los nuevos ciudadanos, el juez Lamberth destacó el papel del poder judicial, como rama separada del gobierno “que garantiza a todos la protección de sus derechos”. Se refirió a la diversidad de Estados Unidos y señaló que, exceptuando a los indígenas americanos, todos los antepasados de los ciudadanos estadounidenses “provenían de otros lugares”.

Allen Weinstein, archivero de Estados Unidos, recordó a sus propios padres, que emigraron de Rusia a principio del siglo XX. “El día que se hicieron ciudadanos fue un día muy especial para ellos, durante el resto de sus vidas, y para mí sigue siéndolo hasta hoy. Ningún país del mundo concede tantos derechos, y es maravilloso tenerlos a ustedes aquí”, dijo.

Según datos estadísticos oficiales del gobierno de Estados Unidos, la cantidad de nuevos ciudadanos se disparó precipitadamente hasta alcanzar la cifra sin precedentes de 1.051.640 personas en el año fiscal que concluyó el 30 de septiembre.

Los participantes en la ceremonia fueron elegidos al azar entre los solicitantes de la zona metropolitana de Washington, según una portavoz del Departamento de Seguridad Nacional.


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