Archivo de Laboratorio criminalístico más antiguo de EEUU. Primer CSI en feria de arte Paris Photo Los Angeles
>> jueves, 24 de abril de 2014
En los archivos del primer CSI
http://www.elmundo.es/ 24/04/2014
Varón caucásico. Restos de sangre en el brazo derecho. Camisa color claro, manga corta, hemorragia a la altura del bíceps. Varias manchas más sobre la moqueta. Un par de lustrosos Oxford. Otro documento salpicado en una esquina. Y entre los dedos ya rígidos, una daga casi de ritual satánico: empuñadura curva y hoja premonitoria de nada bueno. Fecha: 23 de septiembre de 1950. Lugar: Los Angeles. Autor de la imagen: P. B.
En plena orgía del Hollywood dorado hubo quien se ganó la vida retratando muertos, flasheando agujeros de bala, siluetas de tiza con tipos dentro, asientos traseros, camas de alquiler, páramos donde sólo se llega cadáver. Putthuff, Oliver, Pross, Driver, Watson o el enigmático P. B., que quiso ver en cualquier John Doe tantas posibilidades como en Judy Garland, fueron algunos profesionales del lugar de los hechos. Especialistas que corporeizaron a diario las palabras del agente del FBI Harold Nye en 'A sangre fría': "Cuando hay en juego asesinatos no se pueden tener muchas consideraciones con el dolor personal. Ni con la intimidad. Ni con los sentimientos personales. Hay que hacer preguntas. Y algunas hieren profundamente".
Un millón de fotografías
Cuesta creer que el trabajo con evidente afán artístico de aquellos fotógrafos forenses del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) no interesara a nadie durante décadas. Abandonado al polvo en algún lugar de los 47.500 metros cuadrados de cajas de cartón del Centro de Registros de la ciudad, semejante repositorio de instantáneas de crímenes, tiroteos y asaltos a bancos fue redescubierto en 2001 por el fótografo Merrick Morton en colaboración con el teniente John Thomas. Apenas cuatro ojos para el millón de imágenes -las más antiguas están fechadas en 1925- con el sello de la División de Investigaciones Especiales. Dicho de otro modo: el laboratorio criminalístico más antiguo de EEUU. El primer CSI.
Morton, oficial del Cuerpo en la reserva, proyectaba entonces una exposición para su propia galería. Gracias a un permiso especial sin precedentes logró acceder al gigantesco archivo de reminiscencias 'noir', pura atmósfera chandleriana, una pesadilla que conecta a los Clutter con Sharon Tate. Parte del resultado de más de una década de investigación y recuperación con el curador Tim B. Wride (LACMA) puede verse desde este viernes y hasta el próximo domingo 27 en los estudios de la Paramount con motivo de la feria de arte Paris Photo Los Angeles.
Sucesos reales
El emplazamiento no puede estar más acorde a la naturaleza de la muestra. El encuadre, la luz, los escenarios, el clima de tensión y la calidad del material rescatado (hasta principios de los 40 se usó película de nitrato de celulosa) confiere a esta particular 'galería del crimen' cualidades pseudocinematográficas. Incluso las anotaciones recuerdan a unos títulos de crédito de inspiración 'naïf' (¿alguien dijo 'True Detective'?). "Las imágenes nos recuerdan al cine negro o a fotogramas de películas", ha reconocido al 'Daily Mail' Julien Frydman, director del certamen. "Pero lo que aparece representado en las fotos son sucesos reales, no puestas en escena".
Al margen del chute de cadaverina, a Morton se le debe además la preservación de los negativos originales que no se encontraban en fase de descomposición en el momento del hallazgo. Su campaña frente del Departamento de Bomberos, que exigía la total destrucción de dicho patrimonio, se saldó finalmente con un proceso de eliminación selectiva.
Las imágenes se venden por más de 300 dólares
Impresiones numeradas y con calidad de museo de algunas fotografías pueden adquirirse ahora en la Fototeka a un precio que va de los 325 a los 700 dólares (entre los 235 y los 500 euros), en función del tamaño. Parte de lo ingresado se destinará precisamente a mejorar la conversación de los archivos de la policía.
Lo escribió Leila Guerriero en 'La voz de los huesos' a propósito del Equipo Argentino de Antropología Forense y también cabe pensarlo de quienes se afanaban hace 80 años en California por dejar testimonio de la sangre ajena sin luces ultravioleta ni más parafernalia que una cámara de la que hoy nos carcajearíamos.
- ¿Y con el tiempo uno se acostumbra?
- No. Con el tiempo es peor.
Autor: JOSE MARÍA ROBLES
http://www.elmundo.es/ 24/04/2014
Varón caucásico. Restos de sangre en el brazo derecho. Camisa color claro, manga corta, hemorragia a la altura del bíceps. Varias manchas más sobre la moqueta. Un par de lustrosos Oxford. Otro documento salpicado en una esquina. Y entre los dedos ya rígidos, una daga casi de ritual satánico: empuñadura curva y hoja premonitoria de nada bueno. Fecha: 23 de septiembre de 1950. Lugar: Los Angeles. Autor de la imagen: P. B.
En plena orgía del Hollywood dorado hubo quien se ganó la vida retratando muertos, flasheando agujeros de bala, siluetas de tiza con tipos dentro, asientos traseros, camas de alquiler, páramos donde sólo se llega cadáver. Putthuff, Oliver, Pross, Driver, Watson o el enigmático P. B., que quiso ver en cualquier John Doe tantas posibilidades como en Judy Garland, fueron algunos profesionales del lugar de los hechos. Especialistas que corporeizaron a diario las palabras del agente del FBI Harold Nye en 'A sangre fría': "Cuando hay en juego asesinatos no se pueden tener muchas consideraciones con el dolor personal. Ni con la intimidad. Ni con los sentimientos personales. Hay que hacer preguntas. Y algunas hieren profundamente".
Un millón de fotografías
Cuesta creer que el trabajo con evidente afán artístico de aquellos fotógrafos forenses del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) no interesara a nadie durante décadas. Abandonado al polvo en algún lugar de los 47.500 metros cuadrados de cajas de cartón del Centro de Registros de la ciudad, semejante repositorio de instantáneas de crímenes, tiroteos y asaltos a bancos fue redescubierto en 2001 por el fótografo Merrick Morton en colaboración con el teniente John Thomas. Apenas cuatro ojos para el millón de imágenes -las más antiguas están fechadas en 1925- con el sello de la División de Investigaciones Especiales. Dicho de otro modo: el laboratorio criminalístico más antiguo de EEUU. El primer CSI.
Morton, oficial del Cuerpo en la reserva, proyectaba entonces una exposición para su propia galería. Gracias a un permiso especial sin precedentes logró acceder al gigantesco archivo de reminiscencias 'noir', pura atmósfera chandleriana, una pesadilla que conecta a los Clutter con Sharon Tate. Parte del resultado de más de una década de investigación y recuperación con el curador Tim B. Wride (LACMA) puede verse desde este viernes y hasta el próximo domingo 27 en los estudios de la Paramount con motivo de la feria de arte Paris Photo Los Angeles.
Sucesos reales
El emplazamiento no puede estar más acorde a la naturaleza de la muestra. El encuadre, la luz, los escenarios, el clima de tensión y la calidad del material rescatado (hasta principios de los 40 se usó película de nitrato de celulosa) confiere a esta particular 'galería del crimen' cualidades pseudocinematográficas. Incluso las anotaciones recuerdan a unos títulos de crédito de inspiración 'naïf' (¿alguien dijo 'True Detective'?). "Las imágenes nos recuerdan al cine negro o a fotogramas de películas", ha reconocido al 'Daily Mail' Julien Frydman, director del certamen. "Pero lo que aparece representado en las fotos son sucesos reales, no puestas en escena".
Al margen del chute de cadaverina, a Morton se le debe además la preservación de los negativos originales que no se encontraban en fase de descomposición en el momento del hallazgo. Su campaña frente del Departamento de Bomberos, que exigía la total destrucción de dicho patrimonio, se saldó finalmente con un proceso de eliminación selectiva.
Las imágenes se venden por más de 300 dólares
Impresiones numeradas y con calidad de museo de algunas fotografías pueden adquirirse ahora en la Fototeka a un precio que va de los 325 a los 700 dólares (entre los 235 y los 500 euros), en función del tamaño. Parte de lo ingresado se destinará precisamente a mejorar la conversación de los archivos de la policía.
Lo escribió Leila Guerriero en 'La voz de los huesos' a propósito del Equipo Argentino de Antropología Forense y también cabe pensarlo de quienes se afanaban hace 80 años en California por dejar testimonio de la sangre ajena sin luces ultravioleta ni más parafernalia que una cámara de la que hoy nos carcajearíamos.
- ¿Y con el tiempo uno se acostumbra?
- No. Con el tiempo es peor.
Autor: JOSE MARÍA ROBLES
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