LOS ARGUMENTOS DE LOS -EXPERTOS- PARA DESCALIFICAR A LOS NOMINADOS AL NOBEL
>> sábado, 7 de enero de 2012
El
insulto a Moravia
http://impreso.milenio.com/node/9091043/
07/01/2012
Valga
la repetición de una anécdota. Contaba Borges que, durante el funeral de su
madre, una vecina se le acercó para manifestarle sus condolencias con una
peculiar expresión de dolor: lástima, se murió cuando estaba a punto de cumplir
100 años. “Lo único que puedo decirle es que usted es una amante del sistema
decimal”, le respondió el poeta. Sin embargo, eso del sistema decimal parece
ser propio también de los escritores. La correspondencia entre Octavio Paz y
Carlos Fuentes, por ejemplo, está embargada en Estados Unidos hasta medio siglo
después de la muerte del novelista, y la Academia Sueca, de forma anual,
desclasifica archivos de 50 años atrás para divulgar sus razones para negar el
Premio Nobel.
El
periodista sueco Andreas Ekström se ha dado a la tarea, desde hace algún
tiempo, de solicitar y dar a conocer esos argumentos de los expertos, esa
cámara de notables que, se entiende, ponen en la mesa inobjetables,
documentados y aplastantes juicios para designar al ganador pero, sobre todo,
para descalificar a los 50 o 300 propuestos, según la época de que se trate. El
jueves se conoció por esa vía que en 1961, es decir, hace medio siglo, la
Academia se opuso a premiar a Robert Frost “por su avanzada edad” (86 años), a
Lawrence Durrell por su “gusto dudoso” y “monomaniaca preocupación por las
complicaciones eróticas” y a J. R. R. Tolkien, el célebre autor de El
Señor de los Anillos, debido a la “pobre calidad de su prosa”.
Tolkien,
pues, sólo representa la paradoja de que un buen vendedor de libros, con múltiples
traducciones y versiones cinematográficas, no implica de forma automática un
buen escritor. Sin comparación de por medio, en México Cuauhtémoc Sánchez,
autor de basura de superación personal, se vanagloria con cifras reales de
vender más que Gabriel García Márquez. Y vaya que la obra del colombiano
circula bien en el mercado editorial. Pero asustan los “argumentos” de los
expertos de la Academia Sueca: “avanzada edad”, “gusto dudoso”, “prosa pobre”…
Y sorprende más que otros reprobados de ese año fueron Graham Greene y Alberto
Moravia.
Mientras
el ganador Ivo Andric, bosnio entonces yugoslavo, fue elegido por “la fuerza
épica con la que traza los temas y representa los destinos humanos de la
historia de su país”, a Moravia le escatimaron reconocimiento dada una
“monotonía general”. Vaya juicio razonado. “Monotonía general”, le atribuyen,
cuando para aquel año el novelista italiano ya había publicado El
desprecio (1954), esa
monumental obra de la narrativa, símbolo universal de una historia de amor,
fallida y grandiosa a un tiempo, que motivó al propio Jean-Luc Godard a
filmarla con Brigitte Bardot como figura principal. En 1957 había dado a
conocer también La campesina, largo relato con un tono diferente,
tanto como el de sus posteriores novelas cortas Agostino y La desobediencia,espejos
de evocaciones de infancia y adolescencia frente al abismo inevitable de la
adultez.
¿Monotonía
general? No, por supuesto. No lo leyeron.
En
su antología Cuento italiano del siglo XX (UNAM 2008), Guillermo Fernández recupera
el fragmento de un ensayo de Moravia: “Con Los indiferentes me pareció que por primera vez estaba
pisando un terreno firme. De repente sentí que pasaba de la buena voluntad a la
espontaneidad. Y deseo que todos los que tienen la ambición de escribir adviertan
este paso tan importante al menos una vez en la vida. Es el paso de la
literatura —oficio desesperante— a la expresión literaria como medio de
conocimiento. No digo que este paso conduzca necesariamente a la creación de
obras poéticas; pero al menos se sale del limbo de la voluntad vacía y de las
palabras sin ánimo”.
El
insulto de la Academia Sueca a Moravia debe ser extensivo, cada año, para
decenas de autores. Se sabe que desde hace más de una década no hay un miembro
del jurado que lea de forma directa en español, así que puede deducirse que el
Nobel a Mario Vargas Llosa, merecido en toda su grandeza en la humilde
consideración del fusilero, fue otorgado después de que esos expertos leyeron o
releyeron páginas y páginas del peruano… en inglés, francés, alemán y otras
lenguas.
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