NO QUEDA CLARA EXPLICACION DEL PRESIDENTE SOBRE CIERRE DE LOS ARCHIVOS DE LA PAZ
>> martes, 5 de junio de 2012
Archivos, reformas y desconfianza
http://www.s21.com.gt/ 05/06/2012
Las noticias han sido contradictorias alrededor de la supresión o cierre de la Unidad de Investigación de los Archivos de la Paz. Aparecen las relacionadas con su cierre, y luego el presidente indica que no se trata de eso, sino solo de recortes de personal, porque “ya no hacen nada”. ¿Ya no hacen nada, porque ya no hay que seguir haciendo algo alrededor de descubrir la auténtica historia del conflicto armado interno? Y qué decir de las directrices al personal que no fue despedido, sobre cambios en las líneas de investigación, cambios en el enfoque, por ejemplo, enfatizar más en las víctimas que en los victimarios. O empezar a cambiar conceptos como dejar de decir “conflicto armado interno” y expresar “enfrentamiento armado”, o el más irrespetuoso de los cambios: dejar de decir “cementerios clandestinos” y en su lugar “sitios de entierro”. Es comprensible, plenamente por favor, que con un presidente militar (y participante del conflicto armado interno), esta explicación de reducción de personal sea poco creíble. Y la impunidad, el silencio, la deformación histórica, la destrucción de la memoria histórica, siguen y siguen.
En ese contexto de desconfianza natural, histórica y necesaria, el escenario de discusión pública es ocupado por propuestas para la transformación del Estado. Esto es evidentemente urgente y fundamental, como lo han venido manifestando la Usac y la URL, de manera conjunta. Pero lo que genera las más terribles dudas se encuentra en qué modificaciones pretenden hacerle a la Constitución. “En río revuelto, ganancia de pescadores”. ¿Qué pescadores podrían aprovecharse de ese río, qué ganancias quieren tener, cuánto quieren modificar el río, y para qué?
Claro que es necesario realizar transformaciones en el Estado. Claro que la educación necesita ser transformada. Pero los tiempos ya no son para imposiciones (menos cuando aún tenemos fresco el conflicto armado interno y aún existen muchísimos cementerios clandestinos por revisar). Se trata de compartir el esfuerzo, de ver hacia el mismo lugar, pero sin imponer ni el camino ni el punto de llegada, como pareciera que algunos sectores quisieran hacer en todo lo que signifique discusión, diálogos, socialización, etcétera.
También puede pensarse que ya estamos llenos de diálogos, que ya “muchas mesas técnicas”, que demasiados esfuerzos de negociación, y que urgen los cambios. Todo es verdad relativa. A veces deberíamos actuar más que dialogar (porque la realidad nos va comiendo en su dinámica), pero en un país como el nuestro dialogar ya es cambiar y actuar. El sendero es el punto de llegada; el medio es el fin.
Suficiente evidencia hay acumulada para desconfiar entre sectores. Se ha engañado, se ha deformado la verdad, se han cambiado las reglas del juego, se acuerdan cosas y luego no se cumplen, se crean leyes que nadie respeta, las políticas públicas adornan documentos que nadie revisa o aplica.
¡Y las imposiciones! Con estas nunca se ha podido construir confianza. Y por eso ante estos escenarios políticos de la actualidad, crear condiciones de diálogo auténtico es prioritario y crucial. La sabiduría está en encontrar el punto de equilibrio entre ritmo y logros, entre diálogo y resultados. Ambos elementos de la ecuación son fundamentales para cambiar este país.
http://www.s21.com.gt/ 05/06/2012
Las noticias han sido contradictorias alrededor de la supresión o cierre de la Unidad de Investigación de los Archivos de la Paz. Aparecen las relacionadas con su cierre, y luego el presidente indica que no se trata de eso, sino solo de recortes de personal, porque “ya no hacen nada”. ¿Ya no hacen nada, porque ya no hay que seguir haciendo algo alrededor de descubrir la auténtica historia del conflicto armado interno? Y qué decir de las directrices al personal que no fue despedido, sobre cambios en las líneas de investigación, cambios en el enfoque, por ejemplo, enfatizar más en las víctimas que en los victimarios. O empezar a cambiar conceptos como dejar de decir “conflicto armado interno” y expresar “enfrentamiento armado”, o el más irrespetuoso de los cambios: dejar de decir “cementerios clandestinos” y en su lugar “sitios de entierro”. Es comprensible, plenamente por favor, que con un presidente militar (y participante del conflicto armado interno), esta explicación de reducción de personal sea poco creíble. Y la impunidad, el silencio, la deformación histórica, la destrucción de la memoria histórica, siguen y siguen.
En ese contexto de desconfianza natural, histórica y necesaria, el escenario de discusión pública es ocupado por propuestas para la transformación del Estado. Esto es evidentemente urgente y fundamental, como lo han venido manifestando la Usac y la URL, de manera conjunta. Pero lo que genera las más terribles dudas se encuentra en qué modificaciones pretenden hacerle a la Constitución. “En río revuelto, ganancia de pescadores”. ¿Qué pescadores podrían aprovecharse de ese río, qué ganancias quieren tener, cuánto quieren modificar el río, y para qué?
Claro que es necesario realizar transformaciones en el Estado. Claro que la educación necesita ser transformada. Pero los tiempos ya no son para imposiciones (menos cuando aún tenemos fresco el conflicto armado interno y aún existen muchísimos cementerios clandestinos por revisar). Se trata de compartir el esfuerzo, de ver hacia el mismo lugar, pero sin imponer ni el camino ni el punto de llegada, como pareciera que algunos sectores quisieran hacer en todo lo que signifique discusión, diálogos, socialización, etcétera.
También puede pensarse que ya estamos llenos de diálogos, que ya “muchas mesas técnicas”, que demasiados esfuerzos de negociación, y que urgen los cambios. Todo es verdad relativa. A veces deberíamos actuar más que dialogar (porque la realidad nos va comiendo en su dinámica), pero en un país como el nuestro dialogar ya es cambiar y actuar. El sendero es el punto de llegada; el medio es el fin.
Suficiente evidencia hay acumulada para desconfiar entre sectores. Se ha engañado, se ha deformado la verdad, se han cambiado las reglas del juego, se acuerdan cosas y luego no se cumplen, se crean leyes que nadie respeta, las políticas públicas adornan documentos que nadie revisa o aplica.
¡Y las imposiciones! Con estas nunca se ha podido construir confianza. Y por eso ante estos escenarios políticos de la actualidad, crear condiciones de diálogo auténtico es prioritario y crucial. La sabiduría está en encontrar el punto de equilibrio entre ritmo y logros, entre diálogo y resultados. Ambos elementos de la ecuación son fundamentales para cambiar este país.
0 comentarios :
Publicar un comentario