ARCHIVO AUDIOVISUAL Y FOTOGRAFICO DEL PALACIO DE BELLAS ARTES
>> jueves, 31 de enero de 2013
Un paseo por la memoria de Bellas Artes
http://www.eluniversal.com.mx/ 31/01/2013
El Acervo Histórico del Palacio guarda más de mil fotografías, 2 mil programas de mano, carretes de audio y videocintas que dan cuenta de la historia del recinto
Videos Un paseo por la memoria de Bellas Artes.
El Acervo Histórico del Palacio de Bellas Artes resguarda desde el 2004 la memoria de cada uno de los espectáculos que se han ofrecido ahí desde hace casi 80 años
El Acervo Histórico del Palacio de Bellas Artes resguarda desde el 2004 la memoria de cada uno de los espectáculos que se han ofrecido ahí desde hace casi 80 años
Una mujer supo que su padre había sido tenor y que un día cantó en el máximo recinto cultural del país. Ella, registrada como hija natural, tenía la necesidad de saber si era cierta aquella historia y conocer, al menos en fotografía, a su papá. Sin más datos que la fecha aproximada de su presentación, acudió al Acervo Histórico del Palacio de Bellas Artes.
Las investigadoras que trabajan desde hace siete años en el archivo que ocupa un salón en el segundo piso del Palacio, le ayudaron a la mujer a localizar al tenor.
No lo encontraron, sólo había material aproximado a la fecha, pero a la señora no le importó. Quizá nunca había tan cerca de él, como el día que visitó ese archivo.
Este material no sólo resguarda la memoria de cada uno de los espectáculos que se han ofrecido ahí desde hace casi 80 años; también es guardián del material de la gran mayoría de los artistas que han pisado el escenario, muchos de ellos olvidados con el paso del tiempo. Así lo demuestra otra historia que Silvia Carreño, coordinadora del acervo, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL.
“También vino una señora que nos dijo que cantó aquí pero que no tenía nada sobre su actuación, un programa de mano, una foto. Nos pidió que la ayudáramos a buscar algo en nuestro material y sí había. Resultó que ella fue una cantante que tuvo varias funciones como solista”, dice.
Un joven acervo
En 2004, en el marco de los 70 años del Palacio, se impulsó la catalogación y preservación del archivo resguardado dentro de las instalaciones y en las oficinas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), entonces sólo una investigadora se dedicó a revisarlo.
Al investigar el material se dieron cuenta de la gran importancia y de los graves vacíos que existían. En 2006 el acervo fue acreditado ante el Archivo General de la Nación y ahora trabajan en sus sistematización siete investigadores especializados.
De acuerdo con Carreño, resguardan alrededor de 2 mil 500 programas de mano, unas mil 200 fotografías, libros, revistas, artículos hemerográficos, videos y cintas de carrete.
Desde su creación, el acervo no ha podido incrementarse considerablemente, pese a que en su inauguración se hizo un llamado al público, instituciones, artistas, promotores y gente interesada a donar el material que tuvieran. Carreño, reconoce: “Tampoco es que tengamos una gran infraestructura para llenarnos de todo lo que las personas quieran donar”.
Y añade: “Estamos terminando nuestra base de datos para saber qué sí podemos recibir, porque no podemos estar aceptando todo lo que nos llega porque tal vez ya lo tenemos”.
Aun así, han recibido material que ha resultado invaluable, como el de cintas en VHS y Betamax de grabaciones que resguardaba el crítico y divulgador Manuel Yrízar.
Otra de las donaciones que han resultado una joya para este acervo es la que proporcionó la investigadora Patricia Aulestia, dedicada a la historia de la danza, en la que trabaja Teresa Nava. “Ella ha sido muy escrupulosa y se ha dedicado a rastrear lo que se ha escrito sobre la disciplina dancística, que fue lo que nos donó. Ha sido muy importante porque de otro modo no lo hubiéramos podido conseguir, se trata de notas hemerográficas aparecidas entre los años 20 y 40”, refiere Nava.
El material se ha ido catalogando por disciplina: danza, teatro, música y ópera. Ahora, también lo clasifican por artista y director, para, dice Carreño, no sólo saber qué día actuaron, sino también para registrar qué hicieron y con quienes.
Entre el material con el que más contaba el Palacio se encuentran los programas de mano. A los que también se han ido sumando las donaciones. Todo, comenta Carreño, se está digitalizando y puede ser consultado por investigadores, estudiantes y en general todo el público interesado.
Entre los proyectos que se tienen previstos como resultado de este trabajo de sistematización se encuentran la producción de discos. “Octavio Sosa ha tenido un gran entusiasmo por la memoria sonora, así que con las cintas de carrete se están trabajando discos sobre cantantes de los años 60 a 80. Una de ellas es la soprano Guillermina Higareda, la mezzosoprano Belén Amparán, el tenor David Portilla y el barítono Roberto Bañuelas, el único de los cuatro que aún vive. Es un proyecto que se trabaja desde el Palacio, en colaboración con la Fonoteca Nacional”, apunta Carreño.
Espacio de exhibición
Paralelamente a la catalogación del material, en el vestíbulo del recinto se instauró en 2009 un espacio dedicado a su exhibición, bautizado como El rincón del tiempo, en el que han presentado cinco muestras que dan cuenta de los sucesos y espectáculos que han tenido lugar en diferentes épocas de su historia.
Actualmente se ofrece una dedicada al Palacio en la cinematografía nacional, que da cuenta de las figuras que actuaron en el recinto y en el cine, y de cómo han aparecido los espacios exteriores e interiores del inmueble en algunas películas.
Según la investigadora Beatriz Maupomé, responsable de las exposiciones, está por aprobarse una muestra que dará cuenta de la vida cotidiana en el Palacio desde su antecedente como Teatro Nacional, cómo se vestía el público, las costumbres, cuándo empezaron a surgir los revendedores, cómo eran las calles aledañas, entre otros aspectos. “Es un acervo vivo que no sólo posee la memoria del Palacio de Bellas Artes que está por cumplir 80 años, sino también de su antecedente como recinto oficial que es el Teatro Nacional, inaugurado en 1844. Hemos trabajado paulatinamente y hemos luchado para tener más personas que nos ayuden, hemos trabajado también en su preservación y en su difusión”, dice Beatriz Maupomé.
Otro de los espacios dedicados a la exhibición de material sobre el recinto es la sala Justino Fernández, en donde actualmente se exhibe la muestra Voces ocultas, conformada por 100 fotografías sobre los detalles de las esculturas y ornamentos del recinto, captadas por Lorena Alcaraz y Bernardo Arce.
En septiembre de 2014 se conmemorarán los 80 años de la inauguración de este recinto y, según Carreño, se alista un proyecto con este material para conmemorar la efeméride.
En tanto, las investigadores continúan trabajando en un acervo muy joven, comparado con el de grandes teatros, como la Scala de Milán, en donde desde hace décadas recuperan su memoria.
Las investigadoras que trabajan desde hace siete años en el archivo que ocupa un salón en el segundo piso del Palacio, le ayudaron a la mujer a localizar al tenor.
No lo encontraron, sólo había material aproximado a la fecha, pero a la señora no le importó. Quizá nunca había tan cerca de él, como el día que visitó ese archivo.
Este material no sólo resguarda la memoria de cada uno de los espectáculos que se han ofrecido ahí desde hace casi 80 años; también es guardián del material de la gran mayoría de los artistas que han pisado el escenario, muchos de ellos olvidados con el paso del tiempo. Así lo demuestra otra historia que Silvia Carreño, coordinadora del acervo, cuenta en entrevista con EL UNIVERSAL.
“También vino una señora que nos dijo que cantó aquí pero que no tenía nada sobre su actuación, un programa de mano, una foto. Nos pidió que la ayudáramos a buscar algo en nuestro material y sí había. Resultó que ella fue una cantante que tuvo varias funciones como solista”, dice.
Un joven acervo
En 2004, en el marco de los 70 años del Palacio, se impulsó la catalogación y preservación del archivo resguardado dentro de las instalaciones y en las oficinas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), entonces sólo una investigadora se dedicó a revisarlo.
Al investigar el material se dieron cuenta de la gran importancia y de los graves vacíos que existían. En 2006 el acervo fue acreditado ante el Archivo General de la Nación y ahora trabajan en sus sistematización siete investigadores especializados.
De acuerdo con Carreño, resguardan alrededor de 2 mil 500 programas de mano, unas mil 200 fotografías, libros, revistas, artículos hemerográficos, videos y cintas de carrete.
Desde su creación, el acervo no ha podido incrementarse considerablemente, pese a que en su inauguración se hizo un llamado al público, instituciones, artistas, promotores y gente interesada a donar el material que tuvieran. Carreño, reconoce: “Tampoco es que tengamos una gran infraestructura para llenarnos de todo lo que las personas quieran donar”.
Y añade: “Estamos terminando nuestra base de datos para saber qué sí podemos recibir, porque no podemos estar aceptando todo lo que nos llega porque tal vez ya lo tenemos”.
Aun así, han recibido material que ha resultado invaluable, como el de cintas en VHS y Betamax de grabaciones que resguardaba el crítico y divulgador Manuel Yrízar.
Otra de las donaciones que han resultado una joya para este acervo es la que proporcionó la investigadora Patricia Aulestia, dedicada a la historia de la danza, en la que trabaja Teresa Nava. “Ella ha sido muy escrupulosa y se ha dedicado a rastrear lo que se ha escrito sobre la disciplina dancística, que fue lo que nos donó. Ha sido muy importante porque de otro modo no lo hubiéramos podido conseguir, se trata de notas hemerográficas aparecidas entre los años 20 y 40”, refiere Nava.
El material se ha ido catalogando por disciplina: danza, teatro, música y ópera. Ahora, también lo clasifican por artista y director, para, dice Carreño, no sólo saber qué día actuaron, sino también para registrar qué hicieron y con quienes.
Entre el material con el que más contaba el Palacio se encuentran los programas de mano. A los que también se han ido sumando las donaciones. Todo, comenta Carreño, se está digitalizando y puede ser consultado por investigadores, estudiantes y en general todo el público interesado.
Entre los proyectos que se tienen previstos como resultado de este trabajo de sistematización se encuentran la producción de discos. “Octavio Sosa ha tenido un gran entusiasmo por la memoria sonora, así que con las cintas de carrete se están trabajando discos sobre cantantes de los años 60 a 80. Una de ellas es la soprano Guillermina Higareda, la mezzosoprano Belén Amparán, el tenor David Portilla y el barítono Roberto Bañuelas, el único de los cuatro que aún vive. Es un proyecto que se trabaja desde el Palacio, en colaboración con la Fonoteca Nacional”, apunta Carreño.
Espacio de exhibición
Paralelamente a la catalogación del material, en el vestíbulo del recinto se instauró en 2009 un espacio dedicado a su exhibición, bautizado como El rincón del tiempo, en el que han presentado cinco muestras que dan cuenta de los sucesos y espectáculos que han tenido lugar en diferentes épocas de su historia.
Actualmente se ofrece una dedicada al Palacio en la cinematografía nacional, que da cuenta de las figuras que actuaron en el recinto y en el cine, y de cómo han aparecido los espacios exteriores e interiores del inmueble en algunas películas.
Según la investigadora Beatriz Maupomé, responsable de las exposiciones, está por aprobarse una muestra que dará cuenta de la vida cotidiana en el Palacio desde su antecedente como Teatro Nacional, cómo se vestía el público, las costumbres, cuándo empezaron a surgir los revendedores, cómo eran las calles aledañas, entre otros aspectos. “Es un acervo vivo que no sólo posee la memoria del Palacio de Bellas Artes que está por cumplir 80 años, sino también de su antecedente como recinto oficial que es el Teatro Nacional, inaugurado en 1844. Hemos trabajado paulatinamente y hemos luchado para tener más personas que nos ayuden, hemos trabajado también en su preservación y en su difusión”, dice Beatriz Maupomé.
Otro de los espacios dedicados a la exhibición de material sobre el recinto es la sala Justino Fernández, en donde actualmente se exhibe la muestra Voces ocultas, conformada por 100 fotografías sobre los detalles de las esculturas y ornamentos del recinto, captadas por Lorena Alcaraz y Bernardo Arce.
En septiembre de 2014 se conmemorarán los 80 años de la inauguración de este recinto y, según Carreño, se alista un proyecto con este material para conmemorar la efeméride.
En tanto, las investigadores continúan trabajando en un acervo muy joven, comparado con el de grandes teatros, como la Scala de Milán, en donde desde hace décadas recuperan su memoria.
Alida Piñón | El Universal
0 comentarios :
Publicar un comentario