Los últimos manuscritos de Miguel Hernández
>> miércoles, 6 de agosto de 2014
Los últimos textos de Miguel Hernández, en los archivos públicos
http://www.diariodenavarra.es/ 06/08/2014
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Imagen de los últimos textos escritos por Miguel Hernández.. EFEMiguel Hernández no podía dejar de escribir. Era su obsesión en la cárcel, mientras soñaba con volver a abrazar y besar a su mujer Josefina y a hijo Manuel Miguel. Hasta el último momento esbozó sus ideas y sus relatos, cuyos manuscritos recupera ahora la Biblioteca Nacional.
Son sus últimas obras que llenan de dibujos y frases seis pequeñas hojas de 12 por 19 centímetros, cosidas en la parte superior por un hilo de color ocre y con los bordes envejecidos e irregularidades. Por el tamaño y la descripción, los expertos dedujeron que son hojitas de papel higiénico con las que se formó un pequeño cuaderno que tiene al final varias hojas en blanco. Hernández (Orihuela, Alicante, 1910-Alicante, 1942) logró escribir en este rudimentario cuatro relatos infantiles: 'El potro oscuro', 'El conejito', 'Un hogar en el árbol' y 'La gatita Mancha y el ovillo rojo'.
Estos texto son, con total probabilidad, los últimos textos que escribió el poeta alicantino, ya ingresado en el Reformatorio de Adultos de Alicante tras ser trasladado desde Ocaña a finales de junio de 1941. Desde entonces y hasta noviembre es cuando realiza estos cuatro cuentos. Después, la tuberculosis le ataca. "En esta situación, el poeta ya no escribe. Su estado físico lo mantiene postrado en una cama y, sin embargo, prepara con la ayuda de alguien un libro de cuentos para su hijo", explica José Carlos Rovira, catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante.
Ese colaborador fue Eusebio Oca Pérez, maestro nacional, buen dibujante y compañero de enfermería. Él también estaba preparando un volumen similar para su hijo Julio. Eusebio ayudó al poeta a dar forma a sus escritos. Así nació un libro lleno de dibujos: 'El potro oscuro' y 'El conejito'.
Un libro que demuestra que Miguel Hernández desarrolló en la época final de su vida una escritura en prosa con el único anhelo de poder dárselo a su hijo, algo que tampoco pudo cumplir.
"Transcurrió un mes hasta que pude ver a mi marido, lo sacaban entre dos personas, que no sé si serían presos, cogido del brazo y lo dejaron agarrado a la reja. Llevaba un libro en la mano. Eran dos cuentos para nuestro hijo. Al terminarse la comunicación, quiso darle él por su mano el libro al niño, y no le dejaron hacerlo. Un guardia se lo tomó y me lo dio a mí", relata Josefina Manresa en 'Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández'.
Rovira, que publicó dos de los cuentos en 1988, explica que el escritor quiso pasarlos como una traducción del inglés. Pero la "paternidad hernandiana" era bastante evidente, tanto en los ya publicados como en los dos nuevos ('Un hogar en el árbol' y 'La gatita Mancha'). Una herencia palpable en metáforas que buscan la libertad, como cierra su último texto: "Porque el gato más valiente, / si sale escaldado un día, / huye del agua caliente, / pero también de la fría".
Son sus últimas obras que llenan de dibujos y frases seis pequeñas hojas de 12 por 19 centímetros, cosidas en la parte superior por un hilo de color ocre y con los bordes envejecidos e irregularidades. Por el tamaño y la descripción, los expertos dedujeron que son hojitas de papel higiénico con las que se formó un pequeño cuaderno que tiene al final varias hojas en blanco. Hernández (Orihuela, Alicante, 1910-Alicante, 1942) logró escribir en este rudimentario cuatro relatos infantiles: 'El potro oscuro', 'El conejito', 'Un hogar en el árbol' y 'La gatita Mancha y el ovillo rojo'.
Estos texto son, con total probabilidad, los últimos textos que escribió el poeta alicantino, ya ingresado en el Reformatorio de Adultos de Alicante tras ser trasladado desde Ocaña a finales de junio de 1941. Desde entonces y hasta noviembre es cuando realiza estos cuatro cuentos. Después, la tuberculosis le ataca. "En esta situación, el poeta ya no escribe. Su estado físico lo mantiene postrado en una cama y, sin embargo, prepara con la ayuda de alguien un libro de cuentos para su hijo", explica José Carlos Rovira, catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Alicante.
Ese colaborador fue Eusebio Oca Pérez, maestro nacional, buen dibujante y compañero de enfermería. Él también estaba preparando un volumen similar para su hijo Julio. Eusebio ayudó al poeta a dar forma a sus escritos. Así nació un libro lleno de dibujos: 'El potro oscuro' y 'El conejito'.
Un libro que demuestra que Miguel Hernández desarrolló en la época final de su vida una escritura en prosa con el único anhelo de poder dárselo a su hijo, algo que tampoco pudo cumplir.
"Transcurrió un mes hasta que pude ver a mi marido, lo sacaban entre dos personas, que no sé si serían presos, cogido del brazo y lo dejaron agarrado a la reja. Llevaba un libro en la mano. Eran dos cuentos para nuestro hijo. Al terminarse la comunicación, quiso darle él por su mano el libro al niño, y no le dejaron hacerlo. Un guardia se lo tomó y me lo dio a mí", relata Josefina Manresa en 'Recuerdos de la viuda de Miguel Hernández'.
Rovira, que publicó dos de los cuentos en 1988, explica que el escritor quiso pasarlos como una traducción del inglés. Pero la "paternidad hernandiana" era bastante evidente, tanto en los ya publicados como en los dos nuevos ('Un hogar en el árbol' y 'La gatita Mancha'). Una herencia palpable en metáforas que buscan la libertad, como cierra su último texto: "Porque el gato más valiente, / si sale escaldado un día, / huye del agua caliente, / pero también de la fría".
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