Archivo Historico de la Casa Suiza no es de interes para el Estado y lo deja al abandono
>> lunes, 3 de junio de 2013
Denuncian que apareció tirado el archivo de la Casa Suiza, protegido por ley
Vecinos de la Casa Suiza, el único inmueble relacionado con los afroporteños que queda en pie en la Ciudad, denunciaron que valiosos documentos de archivo protegidos por ley, aparecieron tirados en la vereda como parte del deterioro que sufre este edificio mientras se resuelve un amparo contra su demolición.
Además, aseguran que la casa ya no tiene custodia y que a principios de mayo se produjo un incendio que, aunque de pequeñas dimensiones, quemó parte de los papeles desperdigados entre la reja y puerta de vidrio, poniendo en evidencia su vulnerabilidad.
“Acá hay una desidia, un abandono total por su pasado, por su historia y por la ley”, aseguró Laura Driau, vecina de la Casa Suiza y una de los particulares que presentaron un amparo contra el gobierno porteño en enero de 2012 para frenar su demolición.
“No estamos en contra de que construyan porque no somos quiénes para decirles qué hacer, pero sí vimos que el proyecto no tenía nada que ver con los fines culturales que marca la ley y tampoco se aprobó con la participación de Cultura”, agregó.
Se conoce como “Casa Suiza” al inmueble ubicado en Rodríguez Peña 254 del barrio porteño de Congreso, que en 1895 construyó la Sociedad Filantrópica Suiza como sede de la entidad.
Su aspecto actual data de 1937, cuando una reforma le dio la fachada “art decó” que aún mantiene y ocultó el antiguo pórtico.
A lo largo de más de 110 años y hasta su cierre en 2008, la entidad alquiló su auditorio para la realización de las más diversas actividades; sobresaliendo, por sus características, uno de esos usos, el que involucra a los afrodescendientes.
Es que, durante 50 años consecutivos, entre los `20 y los `70, el inmueble fue contratado por el Shimmy Club, una asociación de afroporteños fundada en 1882, para sus famosos bailes de carnaval.
"Venía a bailar aquí desde los 5 años, es parte de mi vida; bailábamos, cantábamos y nos reencontrábamos todas las familias", contó a Télam la afrodescendiente Norma Lamadrid en 2012.
Esto determinó que la Casa Suiza quedara grabada a fuego en el corazón de la identidad afroporteña y que una asociación de afroargentinos del tronco colonial como Misibamba se haya sumado a la lucha contra su demolición.
“En la Ciudad quedan iglesias de la época colonial levantadas por los negros, pero directamente vinculado a la vida social autogestada de los afroporteños, es el único inmueble, que tiene un valor inmaterial que permanece más allá de las reformas”, explicó el antropólogo de Misibamba, Pablo Cirio.
Aquellos bailes de Carnaval tenían una dinámica muy particular, ya que “en el descanso, la gente se iba al buffet del subsuelo y espontáneamente empezaban a tocar candombe y a bailarlo. Terminado el baile salían en comparsa hasta la avenida Corrientes”, contó.
Atendiendo a sus particulares características, la Legislatura porteña declaró en 2008 “bien integrante del Patrimonio Cultural al solar sito en Rodríguez Peña 252/54”, cuyo uso "será acorde al valor patrimonial del predio", y dispuso que deben preservarse el pórtico, las arañas y el archivo histórico.
No obstante, la Dirección General de Registro de Obras y Catastro aprobó el 2 de enero de 2012 los planos de obra presentado por los propietarios para construir allí un edificio de once pisos con tres niveles de cocheras, previa demolición parcial del inmueble.
El comienzo de los trabajos ameritó la presentación de un recurso de amparo por parte de un grupo de vecinos en diciembre de 2011, junto con una medida cautelar de no innovar.
Pero a pesar de que se obtuvo la precautelar, cuatro días después se reinició la demolición, lo que fue denunciado nuevamente por los amparistas y las ONG Misibamba y Basta de Demoler, que consiguieron que la justicia frenara otra vez esas acciones.
“Si se demuele, la memoria sólo estará en las personas y va a ir muriendo con ellas. No queremos que se haga un edificio nuevo y que nos den como premio consuelo una plaquita recordatoria, porque vivimos en una ciudad de plaquitas”, afirmó Cirio.
El argumento de la Sociedad fue que lo declarado patrimonio cultural “es únicamente el solar y no las construcciones y reformas realizadas y existentes sobre dicho solar”.
Posteriormente, el 18 de julio del año pasado, la jueza Andrea Danas del Juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario 9, resolvió hacer lugar a la medida cautelar solicitada y estableció la “prohibición de demoler y/o intervenir por cualquier medio” la Casa Suiza hasta que haya una sentencia definitiva.
No obstante, siguen los incidentes en el lugar: en enero de este año una amparista denunció “intervenciones indebidas” en el inmueble y la inadecuada preservación del archivo histórico.
“Hemos encontrado en la puerta el libro de contabilidad número 1, con anotaciones de 1861. Si tiraron eso, no sabemos qué pasó con el resto del archivo”, aseguró Cirio.
Ese documento fue mostrado a Télam por Laura Driau, quien también rescató de la vereda una serie de planos y hasta una escritura del inmueble. “Todas cosas que no se tiran nunca”, acotó.
“No hay una política para la preservación del patrimonio en la Ciudad, por lo que estos casos van a seguir. El único poder que interviene es la Justicia, por iniciativa de los vecinos”, dijo Santiago Puso, de Basta de Demoler.
Ahora, los representantes de los amparistas ya pidieron dictado de sentencia, lo que puede demorar un tiempo más mientras se profundiza el deterioro.
http://www.telam.com.ar/ 03/06/2013
Vecinos de la Casa Suiza, el único inmueble relacionado con los afroporteños que queda en pie en la Ciudad, denunciaron que valiosos documentos de archivo protegidos por ley, aparecieron tirados en la vereda como parte del deterioro que sufre este edificio mientras se resuelve un amparo contra su demolición.
Además, aseguran que la casa ya no tiene custodia y que a principios de mayo se produjo un incendio que, aunque de pequeñas dimensiones, quemó parte de los papeles desperdigados entre la reja y puerta de vidrio, poniendo en evidencia su vulnerabilidad.
“Acá hay una desidia, un abandono total por su pasado, por su historia y por la ley”, aseguró Laura Driau, vecina de la Casa Suiza y una de los particulares que presentaron un amparo contra el gobierno porteño en enero de 2012 para frenar su demolición.
“No estamos en contra de que construyan porque no somos quiénes para decirles qué hacer, pero sí vimos que el proyecto no tenía nada que ver con los fines culturales que marca la ley y tampoco se aprobó con la participación de Cultura”, agregó.
Se conoce como “Casa Suiza” al inmueble ubicado en Rodríguez Peña 254 del barrio porteño de Congreso, que en 1895 construyó la Sociedad Filantrópica Suiza como sede de la entidad.
Su aspecto actual data de 1937, cuando una reforma le dio la fachada “art decó” que aún mantiene y ocultó el antiguo pórtico.
A lo largo de más de 110 años y hasta su cierre en 2008, la entidad alquiló su auditorio para la realización de las más diversas actividades; sobresaliendo, por sus características, uno de esos usos, el que involucra a los afrodescendientes.
Es que, durante 50 años consecutivos, entre los `20 y los `70, el inmueble fue contratado por el Shimmy Club, una asociación de afroporteños fundada en 1882, para sus famosos bailes de carnaval.
"Venía a bailar aquí desde los 5 años, es parte de mi vida; bailábamos, cantábamos y nos reencontrábamos todas las familias", contó a Télam la afrodescendiente Norma Lamadrid en 2012.
Esto determinó que la Casa Suiza quedara grabada a fuego en el corazón de la identidad afroporteña y que una asociación de afroargentinos del tronco colonial como Misibamba se haya sumado a la lucha contra su demolición.
“En la Ciudad quedan iglesias de la época colonial levantadas por los negros, pero directamente vinculado a la vida social autogestada de los afroporteños, es el único inmueble, que tiene un valor inmaterial que permanece más allá de las reformas”, explicó el antropólogo de Misibamba, Pablo Cirio.
Aquellos bailes de Carnaval tenían una dinámica muy particular, ya que “en el descanso, la gente se iba al buffet del subsuelo y espontáneamente empezaban a tocar candombe y a bailarlo. Terminado el baile salían en comparsa hasta la avenida Corrientes”, contó.
Atendiendo a sus particulares características, la Legislatura porteña declaró en 2008 “bien integrante del Patrimonio Cultural al solar sito en Rodríguez Peña 252/54”, cuyo uso "será acorde al valor patrimonial del predio", y dispuso que deben preservarse el pórtico, las arañas y el archivo histórico.
No obstante, la Dirección General de Registro de Obras y Catastro aprobó el 2 de enero de 2012 los planos de obra presentado por los propietarios para construir allí un edificio de once pisos con tres niveles de cocheras, previa demolición parcial del inmueble.
El comienzo de los trabajos ameritó la presentación de un recurso de amparo por parte de un grupo de vecinos en diciembre de 2011, junto con una medida cautelar de no innovar.
Pero a pesar de que se obtuvo la precautelar, cuatro días después se reinició la demolición, lo que fue denunciado nuevamente por los amparistas y las ONG Misibamba y Basta de Demoler, que consiguieron que la justicia frenara otra vez esas acciones.
“Si se demuele, la memoria sólo estará en las personas y va a ir muriendo con ellas. No queremos que se haga un edificio nuevo y que nos den como premio consuelo una plaquita recordatoria, porque vivimos en una ciudad de plaquitas”, afirmó Cirio.
El argumento de la Sociedad fue que lo declarado patrimonio cultural “es únicamente el solar y no las construcciones y reformas realizadas y existentes sobre dicho solar”.
Posteriormente, el 18 de julio del año pasado, la jueza Andrea Danas del Juzgado en lo Contencioso, Administrativo y Tributario 9, resolvió hacer lugar a la medida cautelar solicitada y estableció la “prohibición de demoler y/o intervenir por cualquier medio” la Casa Suiza hasta que haya una sentencia definitiva.
No obstante, siguen los incidentes en el lugar: en enero de este año una amparista denunció “intervenciones indebidas” en el inmueble y la inadecuada preservación del archivo histórico.
“Hemos encontrado en la puerta el libro de contabilidad número 1, con anotaciones de 1861. Si tiraron eso, no sabemos qué pasó con el resto del archivo”, aseguró Cirio.
Ese documento fue mostrado a Télam por Laura Driau, quien también rescató de la vereda una serie de planos y hasta una escritura del inmueble. “Todas cosas que no se tiran nunca”, acotó.
“No hay una política para la preservación del patrimonio en la Ciudad, por lo que estos casos van a seguir. El único poder que interviene es la Justicia, por iniciativa de los vecinos”, dijo Santiago Puso, de Basta de Demoler.
Ahora, los representantes de los amparistas ya pidieron dictado de sentencia, lo que puede demorar un tiempo más mientras se profundiza el deterioro.
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