22.000 obras de material fílmico se conservan en el Archivo de la Cinemateca de Uruguay.
>> viernes, 10 de julio de 2015
¿Qué contiene el amenazado archivo de Cinemateca?
El primer largometraje uruguayo, imágenes de Montevideo de 1898, el primer film sonoro nacional, cine-noticias de la década del 40, entre otras, son algunas de las obras únicas que resguarda el archivo de Cinemateca. 180 recorrió el archivo y habló con Lorena Pérez, una de sus encargadas.
http://www.180.com.uy/ 10/07/2015
En las cuatro bóvedas del archivo de Cinemateca se guardan 22.000 obras de material fílmico. Es la colección más grande de imágenes en movimiento uruguayas. Está ubicado en la calle Dionisio Fernández, en el km 16 de la ruta 8, a menos de 3km de Zonamérica.
El archivo contiene distintos formatos fílmicos: una bóveda recoge los nitratos de celulosa, una los acetatos de celulosa en blanco y negro, otra las películas a color y la más nueva tiene mayormente películas a color pero también algunas en blanco y negro, debido al espacio faltante. Se las separa porque cada una necesita de una temperatura, humedad y condiciones de aire distintas para su óptima conservación, explicó a 180 Lorena Pérez, archivóloga y encargada de la colección de Cinemateca.
Si bien tienen algunos registros de filmaciones de aficionados que decidieron donarlos, la mayoría del archivo lo conforman noticieros, cortometrajes y largometrajes, tanto documentales como de ficción. Se encuentran en soportes que permiten hacer un recorrido por la historia de la captura de la imagen en movimiento: 8, 9, 16 y 35mm, nitrato, acetato y poliéster, U-Matic, Betacam, DV Cam, VHS, bandas magnéticas de sonido y DVD.
Entre los materiales más destacados del archivo, se encuentran las imágenes más antiguas filmadas en Montevideo por Félix Oliver en 1898, el primer largometraje uruguayo, “Almas de la costa” -que está siendo restaurado en México-, y “Dos destinos”, el primer largometraje sonoro del país, contó Pérez.
También, gran parte de la colección lo forman las cine-noticias de las décadas del 40, 50, y 60, que se transmitían antes de las películas en las salas de cine, además de colecciones de cineastas uruguayos ya desaparecidos y algunos trabajos de Ferruccio Musitelli.
Además, Cinemateca tiene el Centro de Documentación Cinematográfica, dedicado a depositar fotografías, afiches, etc.
Peligro: inflamable
El principal motivo por el que deben aislar al nitrato de celulosa de los otros formatos es que es autocombustible y emite gases que intentan que no alcancen al resto de los films.
Uno de los grandes enemigos de la conservación de películas es el síndrome de vinagre, que provoca la descomposición y cuando alcanza un nivel avanzado deja inutilizable a la cinta. “Es muy contagioso y por eso hay que tratar de tener solos en la bóveda a esos materiales para que no contaminen a otros”, indicó Pérez.
La conservación está sujeta a la refrigeración y la humedad que tengan las bóvedas, aunque Pérez dijo que no existe una bóveda perfecta en la que se puedan guardar todas las películas. “No siempre se llega a los estándares ideales pero hay que tener en cuenta que lo que le hace peor a las películas es la variación de temperatura. Si bien hay un estándar fijado para que tengan determinada temperatura y humedad, lo más importante es tener constantes esas medidas. Para ingresar a las bóvedas, se pasa por una antecámara, al entrar vas cerrando puertas para que no se modifiquen los valores”, explicó.
Además de todos los materiales propios, en las bóvedas de Cinemateca se conserva el archivo del Sodre, ya que en esa institución no tenían lugar donde guardar sus nitratos de celulosa separados del resto.
“Lo tenemos inventariados e identificados pero el trabajo con esa colección lo hacen ellos, nosotros les prestamos el espacio. No pagan por ello, se hizo solamente por la preocupación de que los materiales estén mejor resguardados”, comentó la responsable del archivo.
Preservar sin fondos
La falta de fondos en Cinemateca pone en alto riesgo las condiciones del archivo. De acuerdo a Pérez, el archivo ideal lleva “mucha plata, cientos de miles de dólares al año o más” pero todo depende del tipo de archivo que se quiera tener.
Como está planteada la situación hoy en día, Cinemateca solo puede hacer una conservación pasiva de los materiales pero no puede restaurar los que están dañados.
“En Uruguay no hay laboratorios. No se pueden digitalizar las películas porque no tenemos escáner, lo máximo que podemos hacer es un telecinado. Esto consiste en que las películas se proyectan y el telecinado captura esa imagen. Una digitalización ya es un escaneo cuadro por cuadro, es mucho más fiel a la copia”, indicó. “Almas de la costa”, el primer largo uruguayo, está siendo sometido a estos procesos en México, gracias a un acuerdo con la Cineteca Nacional de ese país.
Más allá de las condiciones de conservación, las películas se degradan de por sí debido al paso del tiempo. “Así las tengas en condiciones ideales, lo que haces es demorar la degradación. Si se pudiera digitalizar sería otra cosa”, comentó Pérez.
A pesar de que el costo de tener un laboratorio en Uruguay sería imposible de sobrellevar sin ayuda estatal, un grupo de trabajo trabaja hacia esa meta. Esa sociedad –formada por los archivos de Cinemateca, la Universidad Católica, Udelar y el Sodre- busca idear un plan que beneficie a todos y con el que puedan trabajar todos los archivos.
Pérez aclaró que las veces que han ido al Parlamento a informar sobre su situación se debieron a que están obligados porque están declarados como Patrimonio Nacional. Sus mayores preocupaciones se radican en lo que puede llegar a pasar con el material uruguayo. “En 60 años, Cinemateca ha logrado generar una colección lo más completa posible de los materiales que existen acá. Es gran parte de la memoria. Ahí es donde radica nuestra mayor preocupación”, señaló.
El archivo contiene distintos formatos fílmicos: una bóveda recoge los nitratos de celulosa, una los acetatos de celulosa en blanco y negro, otra las películas a color y la más nueva tiene mayormente películas a color pero también algunas en blanco y negro, debido al espacio faltante. Se las separa porque cada una necesita de una temperatura, humedad y condiciones de aire distintas para su óptima conservación, explicó a 180 Lorena Pérez, archivóloga y encargada de la colección de Cinemateca.
Si bien tienen algunos registros de filmaciones de aficionados que decidieron donarlos, la mayoría del archivo lo conforman noticieros, cortometrajes y largometrajes, tanto documentales como de ficción. Se encuentran en soportes que permiten hacer un recorrido por la historia de la captura de la imagen en movimiento: 8, 9, 16 y 35mm, nitrato, acetato y poliéster, U-Matic, Betacam, DV Cam, VHS, bandas magnéticas de sonido y DVD.
Entre los materiales más destacados del archivo, se encuentran las imágenes más antiguas filmadas en Montevideo por Félix Oliver en 1898, el primer largometraje uruguayo, “Almas de la costa” -que está siendo restaurado en México-, y “Dos destinos”, el primer largometraje sonoro del país, contó Pérez.
También, gran parte de la colección lo forman las cine-noticias de las décadas del 40, 50, y 60, que se transmitían antes de las películas en las salas de cine, además de colecciones de cineastas uruguayos ya desaparecidos y algunos trabajos de Ferruccio Musitelli.
Además, Cinemateca tiene el Centro de Documentación Cinematográfica, dedicado a depositar fotografías, afiches, etc.
El principal motivo por el que deben aislar al nitrato de celulosa de los otros formatos es que es autocombustible y emite gases que intentan que no alcancen al resto de los films.
Uno de los grandes enemigos de la conservación de películas es el síndrome de vinagre, que provoca la descomposición y cuando alcanza un nivel avanzado deja inutilizable a la cinta. “Es muy contagioso y por eso hay que tratar de tener solos en la bóveda a esos materiales para que no contaminen a otros”, indicó Pérez.
La conservación está sujeta a la refrigeración y la humedad que tengan las bóvedas, aunque Pérez dijo que no existe una bóveda perfecta en la que se puedan guardar todas las películas. “No siempre se llega a los estándares ideales pero hay que tener en cuenta que lo que le hace peor a las películas es la variación de temperatura. Si bien hay un estándar fijado para que tengan determinada temperatura y humedad, lo más importante es tener constantes esas medidas. Para ingresar a las bóvedas, se pasa por una antecámara, al entrar vas cerrando puertas para que no se modifiquen los valores”, explicó.
Además de todos los materiales propios, en las bóvedas de Cinemateca se conserva el archivo del Sodre, ya que en esa institución no tenían lugar donde guardar sus nitratos de celulosa separados del resto.
“Lo tenemos inventariados e identificados pero el trabajo con esa colección lo hacen ellos, nosotros les prestamos el espacio. No pagan por ello, se hizo solamente por la preocupación de que los materiales estén mejor resguardados”, comentó la responsable del archivo.
Preservar sin fondos
La falta de fondos en Cinemateca pone en alto riesgo las condiciones del archivo. De acuerdo a Pérez, el archivo ideal lleva “mucha plata, cientos de miles de dólares al año o más” pero todo depende del tipo de archivo que se quiera tener.
Como está planteada la situación hoy en día, Cinemateca solo puede hacer una conservación pasiva de los materiales pero no puede restaurar los que están dañados.
“En Uruguay no hay laboratorios. No se pueden digitalizar las películas porque no tenemos escáner, lo máximo que podemos hacer es un telecinado. Esto consiste en que las películas se proyectan y el telecinado captura esa imagen. Una digitalización ya es un escaneo cuadro por cuadro, es mucho más fiel a la copia”, indicó. “Almas de la costa”, el primer largo uruguayo, está siendo sometido a estos procesos en México, gracias a un acuerdo con la Cineteca Nacional de ese país.
Más allá de las condiciones de conservación, las películas se degradan de por sí debido al paso del tiempo. “Así las tengas en condiciones ideales, lo que haces es demorar la degradación. Si se pudiera digitalizar sería otra cosa”, comentó Pérez.
A pesar de que el costo de tener un laboratorio en Uruguay sería imposible de sobrellevar sin ayuda estatal, un grupo de trabajo trabaja hacia esa meta. Esa sociedad –formada por los archivos de Cinemateca, la Universidad Católica, Udelar y el Sodre- busca idear un plan que beneficie a todos y con el que puedan trabajar todos los archivos.
Pérez aclaró que las veces que han ido al Parlamento a informar sobre su situación se debieron a que están obligados porque están declarados como Patrimonio Nacional. Sus mayores preocupaciones se radican en lo que puede llegar a pasar con el material uruguayo. “En 60 años, Cinemateca ha logrado generar una colección lo más completa posible de los materiales que existen acá. Es gran parte de la memoria. Ahí es donde radica nuestra mayor preocupación”, señaló.
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