MIGUEL HERNANDEZ Y LOS NECROFAGOS
>> martes, 1 de noviembre de 2011
VIVIR DEL
MUERTO
http://www.laregion.es/
01/11/2011/ Manuel Molares
Do Val
Normalmente todo familiar circunstancial sin la sangre de un gran
creador debería entregar a una fundación pública su legado, archivos, cartas,
libros, fotografías, para popularizarlo y facilitar el estudio de sus
admiradores.
La vida de Miguel Hernández, uno de los grandes poetas españoles del siglo XX, muerto a los 32 años en Alicante, preso por haber sido republicano, fue dura y a la vez grandiosa. Cabrero de Orihuela, Alicante, descubrieron su genialidad sus maestros. Pero a los 15 años debió volver a cuidar cabras obligado por su padre, hasta que sus poemas escritos entre los animales lograron la admiración de los mayores autores españoles de los 1920.
Le facilitaron trabajo en Madrid y subió a la cumbre. Se casó con su novia del pueblo, inspiradora de sus grandes versos de amor, y luchó contra Franco. Detenido, liberado y vuelto a detener, fue a prisión, donde murió de tuberculosis en 1942. Su esposa murió en 1987. Su único hijo vivo, Manuel Miguel, falleció en 1984. De Manuel Miguel quedó una viuda, Lucía Izquierdo García, que descubrió cómo sacarle partido al legado. No lo donó o cedió a precio simbólico, sino que aprovechó la generosidad económica del culturalista PSOE para alquilárselo al ayuntamiento de Elche por 150.000 euros anuales, revisables cada 20 años. Desde junio, el nuevo y arruinado ayuntamiento del PP, partido siempre contra la cultura, decidió no pagar el alquiler acordado por su antecesor socialista.Afirma que el legado debería haberlo donado Lucía Izquierdo, que sin haber conocido al poeta gozará siempre de sus derechos de autor.
La izquierda grita contra la insensibilidad pepera, y la nuera ha denunciado a Elche por ruptura del alquiler que le permitiría a toda una tribu de necrófagos vivir ad aeternum del poeta muerto.
La vida de Miguel Hernández, uno de los grandes poetas españoles del siglo XX, muerto a los 32 años en Alicante, preso por haber sido republicano, fue dura y a la vez grandiosa. Cabrero de Orihuela, Alicante, descubrieron su genialidad sus maestros. Pero a los 15 años debió volver a cuidar cabras obligado por su padre, hasta que sus poemas escritos entre los animales lograron la admiración de los mayores autores españoles de los 1920.
Le facilitaron trabajo en Madrid y subió a la cumbre. Se casó con su novia del pueblo, inspiradora de sus grandes versos de amor, y luchó contra Franco. Detenido, liberado y vuelto a detener, fue a prisión, donde murió de tuberculosis en 1942. Su esposa murió en 1987. Su único hijo vivo, Manuel Miguel, falleció en 1984. De Manuel Miguel quedó una viuda, Lucía Izquierdo García, que descubrió cómo sacarle partido al legado. No lo donó o cedió a precio simbólico, sino que aprovechó la generosidad económica del culturalista PSOE para alquilárselo al ayuntamiento de Elche por 150.000 euros anuales, revisables cada 20 años. Desde junio, el nuevo y arruinado ayuntamiento del PP, partido siempre contra la cultura, decidió no pagar el alquiler acordado por su antecesor socialista.Afirma que el legado debería haberlo donado Lucía Izquierdo, que sin haber conocido al poeta gozará siempre de sus derechos de autor.
La izquierda grita contra la insensibilidad pepera, y la nuera ha denunciado a Elche por ruptura del alquiler que le permitiría a toda una tribu de necrófagos vivir ad aeternum del poeta muerto.
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