A inicios del 2000 archivos microfilmados de la DINA y la CNI de Chile fueron quemados
>> domingo, 5 de noviembre de 2017
La hoguera de microfilms: New York Times revela la gran quemazón de archivos secretos realizada por el Ejército
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Entre ellos había carpetas con fichas de personas, fotografías, cédulas de identidad, recortes de diario y planos, donde cada carpeta correspondía a una persona o hecho relevante. Sin embargo, durante el mismo tiempo, el Ejército negó insistentemente la existencia de estos archivos ante la justicia.
El medio estadounidense The New York Times accedió a la declaraciones de algunos oficiales y empleados del Ejército por el homicidio del ex presidente Eduardo Frei Montalva, y a través de esto, pudo dar cuenta cómo se quemaron los miles de archivos de la dictadura respaldados en microfilmes, a diez años de iniciada la democracia.
Durante esta semana a través de un reportaje, el prestigioso diario de Estados Unidos, reveló que a inicios del 2000, una década después de terminada la dictadura de Augusto Pinochet, los archivos microfilmados de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) y la Central Nacional de Informaciones (CNI) fueron quemados.
Según los testigos, cada rollo contenía unas 2500 imágenes, pero los especialistas recalcan que podrían guardar hasta 10 mil. Entre ellos había carpetas con fichas de personas, fotografías, cédulas de identidad, recortes de diario y planos, donde cada carpeta correspondía a una persona o hecho relevante.
Antes del regreso de Pinochet desde Londres, los documentos fueron desaparecidos en la Escuela de Inteligencia del Ejército, en la localidad de Nos, en las afueras de la capital. Los microfilmes fueron llevados en bolsas y se lanzaron a un horno encendido hasta que no quedó nada.
Sin embargo, durante el mismo tiempo, el Ejército negó insistentemente la existencia de estos archivos ante la justicia, que realizaba investigaciones por los crímenes de derechos humanos.
Hasta ese entonces los archivos estaban custodiados en un bóveda por más de diez años. El exministro de la Corte de Apelaciones Alejandro Solís, quien investigó casos de derechos humanos y hoy es coordinador de la Unidad de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa indicó que “preguntaba a los militares dónde habían quedado y nadie sabía. Esa siempre fue su posición oficial”.
En 1999, el director de inteligencia del Ejército, el general Eduardo Jara, ordenó a la jefa de Archivo de la DINE, Mercedes Rojas, revisar si los microfilmes contenían información vinculada a derechos humanos, según las declaraciones. Esto ocurrió unos meses después de que el Gobierno convocara a las Fuerzas Armadas para iniciar un diálogo sobre información acerca del destino de los desaparecidos.
Jara instruyó incinerar todo el material y la orden fue enviada al suboficial Luis Zúñiga y el cabo Osvaldo Ramírez. Hasta ahora, no se ha podido confirmar de dónde vino la orden de destruir los rollos ni cuál fue el grado de participación del ex comandante en jefe del Ejército Ricardo Izurieta, quien sucedió a Pinochet.
El ex jefe de inteligencia de la PDI y jefe del primer equipo de investigación de la policía en causas de derechos humanos señaló que dicha información podría aclarar el destino de los detenidos desaparecidos y resolver numerosos crímenes. Sin embargo, agregó que “lamentablemente, por lo mismo creo que los destruyeron”.
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Entre ellos había carpetas con fichas de personas, fotografías, cédulas de identidad, recortes de diario y planos, donde cada carpeta correspondía a una persona o hecho relevante. Sin embargo, durante el mismo tiempo, el Ejército negó insistentemente la existencia de estos archivos ante la justicia.
Durante esta semana a través de un reportaje, el prestigioso diario de Estados Unidos, reveló que a inicios del 2000, una década después de terminada la dictadura de Augusto Pinochet, los archivos microfilmados de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) y la Central Nacional de Informaciones (CNI) fueron quemados.
Según los testigos, cada rollo contenía unas 2500 imágenes, pero los especialistas recalcan que podrían guardar hasta 10 mil. Entre ellos había carpetas con fichas de personas, fotografías, cédulas de identidad, recortes de diario y planos, donde cada carpeta correspondía a una persona o hecho relevante.
Antes del regreso de Pinochet desde Londres, los documentos fueron desaparecidos en la Escuela de Inteligencia del Ejército, en la localidad de Nos, en las afueras de la capital. Los microfilmes fueron llevados en bolsas y se lanzaron a un horno encendido hasta que no quedó nada.
Sin embargo, durante el mismo tiempo, el Ejército negó insistentemente la existencia de estos archivos ante la justicia, que realizaba investigaciones por los crímenes de derechos humanos.
Hasta ese entonces los archivos estaban custodiados en un bóveda por más de diez años. El exministro de la Corte de Apelaciones Alejandro Solís, quien investigó casos de derechos humanos y hoy es coordinador de la Unidad de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa indicó que “preguntaba a los militares dónde habían quedado y nadie sabía. Esa siempre fue su posición oficial”.
En 1999, el director de inteligencia del Ejército, el general Eduardo Jara, ordenó a la jefa de Archivo de la DINE, Mercedes Rojas, revisar si los microfilmes contenían información vinculada a derechos humanos, según las declaraciones. Esto ocurrió unos meses después de que el Gobierno convocara a las Fuerzas Armadas para iniciar un diálogo sobre información acerca del destino de los desaparecidos.
Jara instruyó incinerar todo el material y la orden fue enviada al suboficial Luis Zúñiga y el cabo Osvaldo Ramírez. Hasta ahora, no se ha podido confirmar de dónde vino la orden de destruir los rollos ni cuál fue el grado de participación del ex comandante en jefe del Ejército Ricardo Izurieta, quien sucedió a Pinochet.
El ex jefe de inteligencia de la PDI y jefe del primer equipo de investigación de la policía en causas de derechos humanos señaló que dicha información podría aclarar el destino de los detenidos desaparecidos y resolver numerosos crímenes. Sin embargo, agregó que “lamentablemente, por lo mismo creo que los destruyeron”.
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